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Salta 2141, a 5 años

La dura lucha de las familias: «Nuestros muertos son invisibles»


Por Matías Gregorio

Corría el invierno de 2013 y Carlos López, cansado de lidiar con problemas con el agua, el gas y la humedad en el 6º piso de calle Salta, esperaba la llegada del fin de semana para mudarse a un nuevo departamento frente al río. El dueño de “Piluso”, un bar emblemático de Pichincha, pasó la noche del lunes 5 de agosto cenando con un amigo que no veía hacía tiempo, para luego esperar, el martes por la mañana, la llegada de las llaves de su nuevo apartamento.

Pero a partir de las 9.38 del martes, la peor tragedia en la historia de Rosario cambió la vida de cientos de personas. En un edificio ubicado en Salta 2141, una fuga de gas natural provocó una fuerte explosión que invadió toda la manzana, derrumbando el segundo cuerpo del edificio y destruyendo gran parte de los otros dos. En total, 22 personas perdieron la vida y 66 resultaron heridas.

Una de las víctimas fatales fue Carlos López, quien falleció a los 40 años. Desde su entorno creen que la explosión lo encontró dormido porque nunca se despertaba antes de las 10, debido a su trabajo nocturno en Piluso.

La explosión causó la muerte de 22 personas. Foto: La Capital.

A cinco años del episodio que cambió para siempre la fisonomía de la ciudad, Eleonora López, hermana de Carlos, habló con CLG sobre el presente de la causa que tiene a 11 imputados.

«Hace cinco años que venimos intentando obtener justicia en todos los ámbitos, desde lo jurídico hasta lo institucional, pidiendo que se revea el juicio que está en los Tribunales provinciales porque para nosotros es incompleto», aseguró Eleonora, y agregó: «Falta el accionar contra los directores de Litoral Gas y resta saber la enorme responsabilidad que tuvo la empresa».

Actualmente, en el proceso judicial sólo queda una familia como querellante. Sobre esta situación, la hermana mayor de Carlos contó que muchas familias decidieron bajarse dos motivos: «En primer lugar, porque las representaciones legales que hemos buscado, además de ser carísimas, no nos han representado. El segundo motivo es que el sistema penal no le da garantías a las víctimas. Cuando vos estás acusando a once personas como querellante y el juicio te sale mal, te pueden sacar lo poco que tenés».

«Eran más amigos de los abogados defensores que serviciales a nosotros que éramos sus clientes»

Durante su relato, Eleonora insistió con el hecho de que no los «convence» el juicio que se está llevando adelante, pero aseguró que a pesar de no estar en el mismo, seguirán pidiendo justicia porque Fiscalía los tiene que seguir representando.

La fachada del emblemático «Piluso», bar que comandó Carlos López.

Sin responsabilidades políticas ni empresariales

Estableciendo una comparación con otros casos, la familiar de una de las víctimas manifestó: «En la tragedia de Once las responsabilidades llegaron mucho más arriba. En Cromañón, la causa alcanzó hasta el intendente de la ciudad. Nosotros no pudimos llegar ni al gerente de Litoral Gas».

«Acá no hay responsabilidades políticas, no cambió nada en la ciudad. Nuestros muertos son invisibles y parece que se necesita derramar más sangre para que esto no vuelva a ocurrir», aseveró la mujer.

Además, Eleonora pidió «que se comprometa toda la ciudad» con la lucha, al argumentar que «no solamente es un reclamo por nuestros 22».

En cuanto al apoyo desde el sector político que recibieron los familiares de las víctimas tras la trágica explosión, López señaló: «A partir de la llegada de Miguel Lifschitz cambió el panorama, porque escuchó nuestro pedido, se puso a trabajar y nos cumplió». Aún así, expresó: «Anteriormente a eso, nunca nos cumplieron nada. Esperaba que la intendenta hubiera tenido otra postura con respecto a la empresa, pero nadie se pronunció. El único que lo hizo en su momento fue el vicegobernador Jorge Henn».

«Nos duele mucho que no defiendan a los rosarinos»

Por otra parte, la hermana de Carlos dijo que los dejaron en mano de «delincuentes con guantes blancos», debido a que «Litoral Gas ha entorpecido la causa gracias al poderío que tiene».

El pedido de justicia continúa latente.

El recuerdo

Carlos López pasaba sus días al frente del bar que había abierto hace más de una década sobre la calle Alvear al 200. Él mismo se encargó de ponerle el nombre, en honor al “Negro” Olmedo, una de las personas que más admiraba. Futbolero de ley y fanático de Rosario Central, Carlos solía ir al Gigante de Arroyito para ver a su equipo, pero su pasatiempo preferido era estar con su hija de doce años.

“Es doloroso convivir con esto porque fue un antes y un después en la vida de toda la familia. Yo trabajaba con Carlos en Piluso, estábamos todos los días juntos. Para mí fue irreemplazable su presencia porque compartíamos todas las tardes, y también al ser mi hermano menor tenía una relación especial», contó conmocionada.

Eleonora explicó que el bar cerró porque Carlos estaba divorciado y su ex mujer vendió todo. «Yo me hice a un lado porque ya era demasiado dolor».

«A pesar de todo, estaremos a las 9 en calle Salta para seguir insistiendo y reclamando justicia», concluyó la hermana de una de las 22 víctimas de la explosión que cambió para siempre la historia de Rosario.