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La Daia presentó una conferencia de «credos enfrentando a la pandemia»


En un diálogo interconfesional a través de videoconferencia se encontraron líderes de distintos cultos de Argentina para reflexionar sobre los efectos del coronavirus

Durante la tarde de este martes, la Daia reunió en una conferencia virtual a líderes de diferentes cultos de la Argentina para reflexionar sobre los efectos que genera la pandemia en los seres humanos y para transmitir un mensaje de colaboración y esperanza hacia la comunidad.

El encuentro fue moderado por Alberto Zimerman, responsable de las relaciones Interconfesionales de la institución, y revela un modelo de integración entre confesiones que promueve un diálogo saludable, que en tiempos de crisis como el actual se hace aun más necesario. El panel estuvo compuesto por Isaac A. Sacca, Gran Rabino de la Comunidad Sefardí de Buenos Aires y presidente de Menorá; Monseñor Oscar Ojea, Obispo de San Isidro y presidente de la Conferencia Episcopal Argentina; Nancy Falcón, Directora Ejecutiva del Centro del Dialogo Intercultural ALBA, y Marcelo Figueroa, Presbítero Evangélico.

En sus palabras de bienvenida, Jorge Knoblovits, presidente de la Daia, expresó con orgullo que en el marco de la realidad que estamos atravesando “contar con la presencia de este panel resulta de una experiencia absolutamente única, de un modelo interreligioso que tenemos en Argentina que es ´digno de exportar´.” Agregó que “entre tanta enfermedad, este espacio de escucha y de diálogo es un acto de salud que nos permite elevar nuestras voces para quienes más lo necesitan.”

Como parte de sus reflexiones, el rabino Isaac Sacca resaltó que “una crisis como la que estamos viviendo nos recuerda algo esencial, que es que todos somos iguales, aunque tengamos diferentes opiniones, caminos o relatos, somos hermanos, hijos del mismo creador y quienes no creen, también se dan cuenta de que estamos en el mismo barco”. Y agregó que esta pandemia nos ofrece “una gran lección para la Humanidad, que hoy necesita que seamos humildes, solidarios y que aprendamos a estar unidos con diferencias y con un espíritu reconciliador”.

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Por su parte, Monseñor Oscar Ojea, remarcó que “vivimos en tiempos de enorme desequilibrio en las relaciones con nosotros mismos, entre los hombres y con la naturaleza, y esta falta de armonía nos tiene que permitir reflexionar sobre el horizonte que nos espera, trabajando en cómo construir una pedagogía del cuidado para mejorar el vínculo con uno mismo, con el prójimo -en un mundo cada vez más desigual-, y con el planeta”. Y afirmó que “esta desmesura hizo que hayamos perdido el control y nos hace replantear su espacio de fraternidad, y que ahora tengamos un envión para que poseamos una vida más humana, más noble y de mayor respeto por cada ser y por la diversidad”.

Siguiendo la misma línea de pensamiento, Nancy Falcón hizo hincapié en cómo vivimos la cuarentena, haciendo un paralelismo con las historias que han vivido los profetas de las distintas religiones determinados momentos claves de introspección, reflexión y paciencia. Y afirmó que “esperemos que esta pandemia nos transforme como seres humanos, que nos permita pensar sobre nosotros mismos y también en cómo accionar, para ponernos en el lugar del otro y poder ayudar a quienes más lo necesiten”.  Y sumó una reflexión sobre cómo viviremos la post pandemia, ya que vislumbra un mundo diferente en donde los seres humanos tendrán grandes desafíos como personas de Fe, ya que el “otro será visto con miedo, por eso desde el punto de vista humano tendremos que volver a confiar en el otro”.

Por su lado, Marcelo Figueroa expresó que “en un mundo desequilibrado, el concepto de paz toma una dimensión mayor frente a esta pandemia, y requiere una integración ecológica y de armonía entre nosotros y Dios”. Y concluyó que tenemos “que celebrar la paz integral, y la riqueza de la diversidad y la igualdad”.

Finalizada la intervención de los disertantes, y luego de una ronda de preguntas, formuladas por quienes estaban viendo la transmisión, todos coincidieron en el rol que van a desarrollar las diversas religiones que conviven en nuestro país para la construcción de una sociedad más justa y equitativa, analizando lo bueno y lo malo del sistema, ponderando el diálogo, el respeto mutuo y la fortaleza de la Fe, frente a un mundo cada vez más complejo.