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La curva del cambio climático: la otra que también debe aplanarse


En épocas de pandemia, la temperatura global sigue aumentando, los glaciares continúan derritiéndose y los desastres naturales permanecen al acecho

Si bien los ojos del mundo están posados sobre el avance de la pandemia del coronavirus en todo el planeta, y se repite el concepto de “aplanar la curva de contagio” para que los sistemas de salud de cada país puedan responder ante el covid-19, no debe descuidarse el cambio climático: la “otra” curva que también hay que aplanar.

En épocas de pandemia, de distanciamiento social y coronavirus, la temperatura global sigue subiendo, los glaciares continúan derritiéndose y los desastres naturales permanecen al acecho. Los científicos alertan sobre las consecuencias que el calentamiento global ha tenido sobre salud, nuestra comida y el futuro de la humanidad.

Un artículo publicado en la web de noticias de la Organización de las Naciones Unidas da cuenta de que hace 50 años, cuando se celebró por primera vez el Día de la Tierra, en una época en la que la protección del medio ambiente no era una prioridad en la agenda política, los científicos ya comenzaban a preocuparse por el aumento de las concentraciones de dióxido de carbono.

Hoy en día, la concentración de CO2  registrada por las principales estaciones de observación mundial es aproximadamente un 26% mayor al valor de 1970, mientras que la temperatura ha subido 0,86 °C desde entonces, y es 1,1 °C más elevada que en la era preindustrial.

El futuro solo muestra un aumento de la tendencia. Según las predicciones de la agencia de la ONU, para 2024 es probable que se produzcan nuevos aumentos de la temperatura mundial, en particular en las regiones de latitudes altas y en las zonas terrestres, y que el calentamiento oceánico sea más lento, en especial en el Atlántico Norte y en el océano austral.

No sólo la temperatura, pero también las variaciones en el contenido de calor en los océanos y su acidificación, el nivel del mar, el tamaño de los glaciares y la cobertura de hielo marino en los polos, han demostrado una aceleración del cambio climático en los últimos cinco años.