Mandatarios americanos, entre ellos el vicepresidente estadounidense, Mike Pence, proclamaron hoy en la Cumbre de las Américas de Lima que no reconocerán las elecciones presidenciales en Venezuela e instaron al presidente Nicolás Maduro a retomar la senda democrática y admitir la crisis humanitaria que afronta el país.
En uno de los pronunciamientos más fuertes, Pence acusó a Maduro de haber impuesto una «tiranía» y un «estado fallido», y de ser el responsable del sufrimiento de su pueblo y del éxodo de millones de venezolanos que se han refugiado en países de la región por la crisis económica y humanitaria de su nación.
El presidente estadounidense, Donald Trump, «ha dejado en claro que Estados Unidos no permanecerá ocioso mientras Venezuela se desmorona», agregó Pence al hablar en la sesión plenaria de la cumbre y tras haber anunciado ayer una ayuda de 16 millones de dólares para los refugiados venezolanos en Colombia, Brasil y otros países.
El vicepresidente, que reemplazó en la cumbre a Trump luego de que éste suspendiera su asistencia para coordinar los ataques a Siria por el presunto uso de armas químicas, pidió a los líderes del continente hacer más para aislar a Maduro y dijo que trabajará con sus aliados para restaurar el «patrimonio» democrático de Venezuela.
Más temprano, en la misma sesión, el presidente Mauricio Macri reiteró que la Argentina no reconocerá las elecciones presidenciales de Venezuela convocadas para el mes próximo por Maduro, quien no estuvo en la cumbre porque Perú le retiró la invitación por su manejo unilateral del proceso político venezolano.
«No podemos mirar a otro lado, donde hay un proceso político sin garantías mínimas, vamos a desconocer cualquier elección que surja de un proceso de este tipo, porque no es elección democrática», dijo Macri ante 18 mandatarios y cancilleres o representantes de delegaciones de 34 países americanos.
Macri dijo que los venezolanos que han abandonado Venezuela sufren todo tipo de carencias y afirmó que es necesario que la región trabaje en una salida «democrática y pacífica» para Venezuela.
En medio de una fuerte crisis política y un colapso institucional, y luego de un fallido proceso de negociaciones con la oposición, Maduro adelantó la fecha de las elecciones presidenciales de este año para el 20 de mayo.
La decisión provocó el rechazo de la mayoría de los movimientos opositores, que se niegan a participar y acusan al oficialismo de preparar un fraude, una opinión compartida por la mayoría de los gobiernos latinoamericanos.
El presidente chileno, Sebastián Piñera, que ayer ya dijo ante la prensa que los comicios no seguían «las reglas básicas la democracia», exhortó hoy a Venezuela en la sesión plenaria a «reencontrarse» con «el camino de la democracia, la libertad, los derechos humanos y el Estado de derecho».
A su turno, el primer ministro de Canadá, Justin Trudeau, denunció que la violación de derechos humanos en Venezuela es «completamente inaceptable» y exhortó al resto de países miembro de la Organización de Estados Americanos (OEA) a trabajar juntos para restaurar la democracia en el Estado bolivariano.
Por su parte, el presidente de Colombia, Juan Manuel Santos, prometió que su gobierno será «implacable» con el «régimen opresor» de Maduro, pero afirmó que seguirá prestando ayuda al pueblo venezolano, que muere «de hambre».
En tanto, el presidente de Brasil, Michel Temer, pidió hoy encontrar una salida democrática a la crisis política en el país caribeño con el respaldo del Grupo de Lima y de la Organización de los Estados Americanos (OEA).
El presidente de México, Enrique Peña Nieto, afirmó a su vez que su país está preocupado por «la grave situación en Venezuela» y espera que sean los propios venezolanos quienes puedan «resolver de manera pacífica» la crisis que afronta su país.
Únicamente, y como era previsible, Cuba y Bolivia se desmarcaron del mayoritario rechazo al régimen venezolano.
El presidente boliviano, Evo Morales, rechazó la ausencia del «hermano» Maduro «por imposición de Estados Unidos».
El jefe de la diplomacia cubana, Bruno Rodríguez, quien reemplazó en la cumbre al ausente presidente Raúl Castro, deploró la exclusión del presidente venezolano de la cumbre limeña y lo que calificó de «afrenta a todos los pueblos de América y retroceso histórico impuesto por» Estados Unidos.
Mientras tanto, en Caracas, cientos de simpatizantes chavistas se manifestaron contra «la agresión del imperialismo norteamericano», y Maduro afirmó que la Cumbre de las Américas «ha sido un fracaso total» y advirtió que «todo el que se mete con Venezuela, se seca».