Los equipos de rescate continuaban buscando sobrevivientes, mientras sigue vigente el alerta roja tras el sismo de 7,2 grados que dejó al menos 724 muertos
Un corredor humanitario para asistir a las zonas afectadas por el terremoto en Haití, donde los muertos ascienden a 724, fue desplegado por la Federación Internacional de la Cruz Roja (FICR), para asistir a unas 4.500 personas, informó hoy la organización.
La ayuda se está preparando desde Panamá y otras zonas del Caribe, destacó la federación, y señaló que el apoyo psicológico a las víctimas es muy necesario «dado que muchos de los afectados sufrieron anteriormente el trauma del terremoto de 2010».
Los equipos de rescate continuaban hoy buscando sobrevivientes en Haití, mientras sigue vigente el alerta roja tras el sismo de 7,2 grados que ayer por la mañana se produjo a 160 kilómetros de la capital y dejó al menos 724 muertos y más de 2.800 heridos en el suroeste del país.
«Las primeras intervenciones, realizadas por socorristas profesionales, pero también por la población, permitieron sacar a muchas personas de los escombros», subrayaron los servicios de protección civil, según consignó la agencia de noticias ANSA.
Los hospitales también sufrieron graves daños en su infraestructura, lo que pone en colapso la ya deteriorada red sanitaria del país.
La vecina República Dominicana envió diez mil raciones de alimentos y medicamentos por vía marítima, mediante embarcaciones que saldrán desde Cabo Rojo y Manzanillo, informó el Gobierno.
En tanto, el presidente estadounidense, Joe Biden, aprobó ayuda «inmediata» para el país caribeño.
México, Perú, Argentina, Chile y Venezuela también ofrecieron asistencia, así como Ecuador, que prepara el envío de 34 efectivos del Cuerpo de Bomberos de Quito para tareas de búsqueda y rescate urbano.
Por su parte, el presidente de España, Pedro Sánchez, declaró: «Contáis con el apoyo de España para salir adelante tras este terrible suceso», según informó la agencia de noticias AFP.
Las autoridades locales reportaron daños estructurales graves en las localidades de Jérémie y Les Cayes, además de la capital, Puerto Príncipe.
Jérémie quedó incomunicada por carretera y su muelle resultó completamente destruido, mientras que en Les Cayes varios edificios se derrumbaron o sufrieron daños importantes.
En esa región, «puertos, puentes y carreteras han sufrido daños, y se derrumbaron iglesias durante la celebración de misas matinales», destacó la Cruz Roja haitiana.
En las tareas de rescate participan también 253 médicos cubanos que estaban en Haití en el momento del terremoto y brindan su colaboración para atender heridos y adecuar un hospital de Puerto Príncipe hasta ahora utilizado para enfermos de coronavirus, informó el jefe de esa brigada en la televisión cubana.
«Ninguno se ha tomado una foto. Están salvando vidas. No posando ni dando discursos bonitos para galerías. Esa es la estirpe de los cubanos», escribió Eugenio Martínez, Director General de América Latina y el Caribe del Ministerio de Relaciones Exteriores, en un mensaje en Facebook, según consignó la prensa local.
El funcionario agregó que ningún colaborador cubano resultó herido durante el movimiento telúrico e informó que se alista en Puerto Príncipe un hospital de traumatología.
También deportistas como la tenista japonesa Naomi Osaka, cuyo padre es haitiano, ofrecieron su ayuda.
Osaka anunció que donará la totalidad de lo que recibirá en un próximo torneo a las víctimas del sismo y escribió en su cuenta de Twitter que «esta devastación duele mucho».
En otro orden, la Cruz Roja haitiana advirtió que la situación podría agravarse con la inminente llegada a la zona afectada de la tormenta tropical Grace, que llegó hoy a las Islas de Sotavento y avanza hacia Puerto Rico, República Dominicana y Haití.
El Centro Nacional de Huracanes (NHC) de Miami indicó que la tormenta Grace «podría tocar primero las provincias orientales de República Dominicana, y luego las provincias occidentales de la propia República y parte de Haití».
A su vez, el boletín del NHC precisó que el fenómeno vendrá acompañado de «fuertes vientos y lluvias torrenciales que podrían hacer que los ríos se desborden e inunden».