El atleta paralímpico, que tiene su pasaje asegurado a Tokio, contó por medio de un video como una operación a mediados del 2018 lo llevó a una larga batalla contra la depresión. Su historia, su lucha y sus aprendizajes
No hay obstáculo que lo frene. El rosarino Facundo Arregui es sin dudas uno de los mejores nadadores paralímpicos del mundo. Forma parte del seleccionado argentino de natación paralímpica desde el año 2012, cuando solo tenía 15 años. Y hoy, luego de tanto esfuerzo y sacrificio, los frutos se ven y los Juegos Paralímpicos de Tokio son el gran desafío. Sin embargo, una operación a mediados del 2018 lo llevó a una larga lucha con la depresión, la cual le hizo cambiar su visión sobre la vida. ¿Qué es lo verdaderamente importante?
Por eso, entendió que su experiencia podía ayudar a otros y decidió subir a su cuenta de Instagram (@facuarregui7) un video de seis minutos con su historia, su lucha y sus aprendizajes. “¿Qué aprendí? Que no soy un resultado, ni una medalla, ni lo que los demás piensen de mí. Aprendí a quererme y valorarme. A pedir ayuda cuando solo no puedo, a dar siempre lo mejor y a disfrutar al máximo del camino recorrido. Que nunca hay que olvidarse de dónde uno viene. Porque antes de cualquier virtud, está la humildad”, reflexionó.
A mediados del año 2018, Facundo tuvo que someterse a una complicada operación en la vejiga que venía postergando hace años. Fue exitosa, pero la recuperación fue larga y complicada. “El 8 de agosto del 2018 atravesé una cirugía muy delicada, que por suerte salió muy bien. Pero el post operatorio fue muy duro, estuve una semana internado sin poder comer ni beber y un mes sin poder moverme por mis propios medios. Eso repercutió mucho en mi autoestima. No sentía que mi cuerpo fuese mío, todo esto me hizo caer en una depresión de la que me costó mucho salir”, recordó. “Con el tiempo ese sentimiento fue disminuyendo, pero bastó con tener que volver a competir y meterme en el que, en ese momento, era mi lugar. En el que me sentía seguro. Para darme cuenta de que ya no era así. Todo había cambiado, no me salían los tiempos y no disfrutaba. Ir a entrenar se volvió una tortura”, agregó.
“Todo ese infierno que les acabo de contar duró aproximadamente un año. Pero, saben… No hay mal que por bien no venga dicen por ahí. Toda esa pesadilla me hizo darme cuenta de lo equivocado que estuve todos esos años. Con ayuda psicológica y todo el amor de mi familia, pude salir de ese bloqueo. Y darme cuenta de que todo eso que me rodeaba en su momento: entrevistas, becas, medallas, reconocimientos, fama, que yo pensaba que era lo importante – si bien no voy a negar que era gratificante, no era lo que me hacía marcar la diferencia como persona. Haber pensado de esa manera era lo que me había hecho caer en ese pozo. Y yo pensando que la cirugía me había arruinado mi vida. ¡Todo lo contrario! Me hizo recapacitar y mirar mucho más allá”, señaló. Cabe destacar, que en medio de este proceso, Arregui consiguió la medalla de bronce en los 400 metros Libres en los Juegos Parapanamericanos de Lima 2019.
“¿Qué aprendí? Que no soy un resultado, ni una medalla, ni lo que los demás piensen de mí. Aprendí a quererme y valorarme. A pedir ayuda cuando solo no puedo, a dar siempre lo mejor y a disfrutar al máximo del camino recorrido. Que nunca hay que olvidarse de dónde uno viene. Porque antes de cualquier virtud, está la humildad. Las cosas más valiosas no siempre se ven por la tele, lo más valioso son nuestros valores. Lo que nos define y nos hace realmente grandes”, cerró el joven atleta rosarino que, con su video, en un tiempo de 6 minutos y 32 segundos, logró una de las marcas más importantes de su vida.
Un poco de historia
Facundo Arregui tiene 20 años, representa al club Sportsmen Unidos, tiene como entrenador a su papá Fernando y cursa la licenciatura en educación física en el Instituto Universitario del Gran Rosario, luego de haber cursado un año de psicología en la Universidad Nacional de Rosario.
En 2012 se sumó a la selección argentina de natación paralímpica con sólo 15 años tras haber sido citado por la entrenadora Edith Arraspide.
Su debut internacional fue en el Parapanamericano Juvenil Buenos Aires 2013 en la pileta del Cenard donde demostró su gran nivel al imponerse en la pruebas de 50, 100 y 400 metros libre.
En 2015, en la ciudad canadiense de Toronto, el rosarino se quedó con el oro en el Parapanamericano con 5m05s91 en los 400 metros libres; mientras que un año después, en los Juegos Paralímpicos de Río de Janeiro, ganó la medalla de bronce con 5m01s31.