La competitividad de las economías regionales cayó 3,4% en el cuarto trimestre de 2018 en comparación con el mismo periodo año anterior, señala hoy un informe de la Confederación Intercooperativa Agropecuaria (Coninagro) que estima que el sector experimentará «un año difícil en cuanto al financiamiento”.
El cuarto trimestre de 2018 «fue el peor en términos de actividad económica, alcanzando la caída más fuerte de 6,3% interanual”, advirtió además.
Coninagro remarcó que “la necesidad es mayor dada la compleja situación de la cual parten los productores tras la sequía del año pasado y los bajos niveles de rentabilidad percibidos en un contexto de fuerte alza de costos y caída de la demanda interna”.
“Por otro lado, las altas tasas de interés y la volatilidad que muestra el mercado cambiario en un año electoral recortarían los incentivos para tomar deuda”, indicó el análisis, que subrayó que “en este sentido, es esperable que el financiamiento para el sector continúe en retroceso, dada la permanencia de altas tasas de interés real durante gran parte del año, indicó.
Además puntualizó que “el desplome del poder adquisitivo se aceleró con la acentuación de la inflación”.
El Índice de Competitividad, elaborado por la entidad junto con la consultora Ecolatina, también destacó que una de las dimensiones que más contribuyó a esta dinámica es la referida al entorno macroeconómico e institucional, que registró una caída del 20,6% interanual, solo por detrás de la dimensión de infraestructura, con una baja de 30,2%.
Al respecto, el informe detalló que “el contexto en el cual se desarrollan las actividades agropecuarias es determinante al momento de competir en el mundo y en el propio mercado interno”
Afirmó además que “la performance macroeconómica influye sobre los precios relativos de las actividades, sobre los incentivos a producir, consumir y exportar y en las posibilidades de financiamiento con las que cuentan las economías”.
Asimismo sostuvo que “un contexto caracterizado por instituciones eficientes y transparentes contribuye a reducir la incertidumbre y promueve la mejora de bienes y servicios en beneficio de la población”.
“La economía argentina sufrió fuertes y repetidas escaladas del tipo de cambio (frente al dólar), con la consecuente aceleración de la inflación, lo que derivó posteriormente en una caída del poder de compra de los salarios, producto de aumentos salariales pactados en paritarias que resultaron insuficientes para cubrir la inflación que efectivamente se alcanzó en 2018, y en una recesión”, remarcó el análisis.