Las advertencias llegaron luego de cumplirse un año de la muerte del general iraní Soleimani, por el cual Teherán manifestó venganza
Servicios de inteligencias extranjeros advirtieron a la Casa Rosada sobre un posible atentado de Al Qaeda y el régimen iraní como represalia por la muerte de figuras claves en Medio Oriente por orden de Estados Unidos. Además de Argentina, también se dio aviso a varios países de Occidente.
Según pudo constatar La Nación, el reporte internacional, que llegó antes de Navidad, provocó que la Agencia Federal de Inteligencia (AFI), a Dirección de Migraciones, el Ministerio de Seguridad y otros organismos estatales a trabajar sobre la información que llegó a sus manos, además se incrementó la seguridad en varios «objetivos» posibles en el país.
El aviso no tenía como alcance a Alberto Fernández, por lo que no fue informado de la situación.
La eventual amenaza está relacionada estrechamente con lo ocurrido el 3 de enero del 2020, cuando un bombardeo estadounidense ordenado por Donald Trump terminó con la vida del poderoso general iraní Qasem Soleimani en Bagdad. Tras ese hecho, Teherán prometió venganza.
«El riesgo se concentró en las fiestas de Navidad y Año Nuevo, y en la fecha del asesinato de Soleimani», precisó una de las fuentes oficiales consultadas a La Nación, «pero la amenaza sigue vigente, por eso se extremaron algunas medidas de vigilancia en, por ejemplo, algunos edificios públicos o de la colectividad judía».
La otra figura iraní que está en el centro de las amenazas es el número dos de Al Qaeda, Abu Mohammed al-Masri, que fue asesinado el 7 de agosto pasado. «Posibles represalias en forma de atentados contra intereses norteamericanos, israelíes y occidentales», manifestó el informe entregado al gobierno nacional.
La segunda parte pidió explícitamente que se eleve «los niveles de vigilancia y monitoreo en torno a instituciones representativas de los países objetivo».
Si bien Argentina no era el blanco principal, el gobierno decidió elevar la seguridad, de todas formas: «Una cosa es que recibamos una alerta por la entrada al país de una persona sospechada de integrar una organización terrorista; otra muy distinta es lo que ocurrió durante los últimos días de diciembre», indicó una tercera fuente consultada también a La Nación.
El primer aviso, contaron desde el gobierno, llegó a la Agencia Federal de Inteligencia en el exterior y desde el Gobierno optaron por adoptar medidas de prevención, con tareas que afirmaron que se articularon entre la AFI y las direcciones nacionales de Inteligencia Criminal del Ministerio de Seguridad nacional y de Migraciones del Ministerio del Interior, entre otros organismos.
La muerte del poderoso general Qasem Soleimani generó un alerta generalizada a nivel mundial y la idea de una tercera guerra mundial rondó la cabeza de muchos a principios del 2020. El hombre, muerto durante un bombardeo ordenado por Estados Unidos en Bagdad, era uno de los personajes más populares de Irán y un alfil clave en la política de estrategia militar iraní en Medio Oriente, además de un temido adversario de Estados Unidos y sus aliados.
Estrella política y militar en el país persa, Soleimani -de 62 años- forjó su reputación de hombre aguerrido durante los ocho años de la sangrienta guerra entre Irán e Irak (1980-1988), cuando comandó una de las divisiones del Ejército iraní.
Décadas más tarde, se hizo visible por el destacado papel que tuvo durante la guerra contra la milicia islamista radical Estado Islámico (EI) en Irak y Siria, tras la cual Teherán ha logrado ampliar su peso y su red de influencias en la región.
Considerado hombre de confianza del ayatollah, a quien reportaba directamente, Soleimani era desde hace más de dos décadas comandante del grupo élite Quds de la Guardia Revolucionaria de Irán, responsable de las acciones militares encubiertas de las fuerzas iraníes en el extranjero.