Carlos Zannini, ex secretario de Legal y Técnica, quien se encuentra detenido en el penal de Ezeiza, afirmó en una carta que con la llegada al gobierno de Mauricio Macri «la oligarquía empresarial» recuperó el poder y tiene como objetivo «impedir cualquier retorno de políticas con olor a pueblo».
«En su actual retorno al poder, la oligarquía empresarial y las corporaciones están dispuestas a borrar todo rastro de la política, de los partidos políticos, de los gremios tal como se los conoce desde el ’45, escarmentar a los propios votantes e impedir cualquier retorno de políticas con olor a pueblo», indicó el dirigente kirchnerista, en una misiva escrita desde la cárcel que duifundieron varios medios.
Zannini se encuentra procesado y detenido con prisión preventiva en la causa que investiga el supuesto encubrimiento a ciudadanos iraníes prófugos del atentado a la Amia, a partir de una denuncia del fallecido fiscal Alberto Nisman.
Este lunes el abogado Mariano Fragueiro Frías pedirá la excarcelación del ex funcionario kirchnerista ante los camaristas de feria del Tribunal de Apelaciones porteño.
Zannini acusó al Gobierno de ser una «pandilla de CEOs», y lo asimiló con «la expresión local de un nuevo sistema de dominación que prescinde de los partidos políticos y trata de disciplinar a las sociedades».
«Resultan ser la expresión local de un nuevo sistema de dominación que prescinde de los partidos políticos y trata de disciplinar a las sociedades desde los medios de comunicación concentrados y algunos componentes del poder judicial que ejecutan las sentencias dictadas previamente en la TV, los diarios y las redes para castigar a los indóciles, amedrentar al resto y escarmentar a sus votantes», consideró.
Según señaló, «la pandilla de los CEOs y su empleadora, la oligarquía empresarial, no tienen compromiso político alguno ni respetan lo pactado en la Constitución por los partidos, ni la ley».
«Con eje en la persecución a Cristina, a quienes formaron parte de su gobierno, a los gremialistas, a los empresarios que simpatizaron con ellos, quieren concretan el definitivo desprestigio de la política», agregó.
Por medio de esta persecución -analizó Zannini- «quieren la destrucción de la política como actividad, como espacio donde hombres y mujeres puedan participar con ideas de cambio, como lugar de concreción de sueños y quimeras, como ámbito para soñar y concretar la mejora del bienestar en el mundo».
El ex funcionario kirchnerista analizó que esta tarea viene siendo facilitada por la UCR, que se contentó «con ser el furgón de cola de la pandilla», y también por «los gobernadores de origen peronista del Interior -y por ende sus legisladores—», a quienes acusó de actuar «con un común curioso instinto de supervivencia que les lleva a encerrarse en la que será su propia tumba provincial (esperemos que no), sin dar la pelea pendiente por los recursos que les corresponden y necesitan».
«Debilitados los partidos políticos, los alineamientos ideológicos se relajaron y nadie se siente obligado por tradición partidaria alguna», evaluó.
Al adentrarse en lo que avizora como la salida política de esta situación, Zannini opinó que no cree que «eso sólo competa o deba hacerse en Unidad Ciudadana o en el peronismo».
«Creo que debe comprender a aquellos radicales que sigan firmes en sus convicciones, a los socialistas y entre ellos no sólo los de Santa Fe, a los comunistas. Hay también que tratar de convencer a todo el resto de la izquierda, estimulando a abandonar posturas electorales de contenido testimonial para que se atrevan a participar en proyectos de poder y así sus votos dejen de debilitar al progresismo frente a la derecha», argumentó.
Además, añadió: «Creo que no sólo se trata de parar este ajuste, de ahorrarle sufrimiento al pueblo. Se trata de aportar, desde diferentes lugares, a la creación de un órden nuevo más sólido, con más protección frente a la acción oligárquica. Podemos llevar a nuestra patria a un mejor lugar que el que proponen los CEOs».