Desde la Sociedad de Carniceros de Rosario esgrimen que el precio muestra una aparente estabilidad, pero la gente elige otras opciones
Mientras el precio de la carne muestra una aparente estabilidad en las carnicerías rosarinas, detrás del mostrador se vive otra realidad: ventas que cayeron entre un 15% y un 20%, pagos cada vez más demorados a los proveedores y un creciente uso de tarjetas de crédito para comprar lo esencial. “Es un cambio de época”, resumió Juan Ramos, presidente de la Sociedad de Carniceros de Rosario.
Ramos explicó que desde hace varias semanas los precios de los cortes vacunos, porcinos y aviares “se mantienen estables”, pero no por una mejora en la economía sino por una fuerte retracción del consumo. “Al estar el poder adquisitivo tan golpeado, el comerciante intenta aumentar lo menos posible. Esa situación actúa como una barrera que evita nuevas subas”, explicó.
Según el referente del sector, los cortes más económicos son los más demandados: pulpas como nalga, jamón cuadrado y cabeza de lomo; carne molida y variantes como brazuelo o chingolo. “La gente piensa en el bolsillo y en qué le rinde más. Cambian las comidas, buscan opciones que sirvan para varios platos y se amoldan a lo que hay”, describió.

La situación no solo afecta a los consumidores. En el rubro también se ven señales de alerta. Ramos señaló que el pago a los abastecedores –con precios que van de $6.700 a $7.200 por kilo de media res, según la calidad– ya no se realiza de forma inmediata como antes. “Hoy las compras se pagan en cuotas, a 15 días o más, con lo que se puede. Es una mecánica nueva para nosotros”, advirtió.
En paralelo, también se observa un fenómeno creciente: a medida que avanza el mes, más clientes pagan con tarjeta de crédito. “Eso se nota mucho. Ya no es algo excepcional, pasa cada vez más”, indicó Ramos, que además remarcó que los márgenes de ganancia son muy bajos y que, si se aplicaran los costos reales, “la carne debería estar entre $15.000 y $18.000 el kilo”.

El Instituto de Promoción de la Carne Vacuna Argentina (Ipcva) informó que en abril los precios en Rosario subieron un 6,1% respecto a marzo, y un 65% en términos interanuales. Sin embargo, en los mostradores ese impacto no se trasladó. “Se aplican estrategias para que haya movimiento: si sube un corte, se baja otro. Lo importante es que la gente siga viniendo”, explicó Ramos.
En ese contexto, las carnicerías rosarinas funcionan como termómetro de la crisis y también como laboratorio de adaptación. “Antes se vendía sólo carne vacuna. Hoy la carnicería es un compendio: cerdo, pollo, productos elaborados. Cambió todo”, cerró Ramos, tercera generación de carniceros que intenta sostener el negocio en tiempos complejos.
