L-Gante fue absuelto de privación ilegítima de libertad, pero recibió una condena de tres años en suspenso por amenazas. No irá preso, aunque deberá cumplir condiciones
Elián Valenzuela, conocido popularmente como L-Gante, no irá a prisión tras ser absuelto por la Justicia en los cargos de privación ilegítima de la libertad. Sin embargo, el tribunal lo condenó a tres años de prisión en suspenso por amenazas coactivas y calificadas con uso de arma de fuego. La sentencia, emitida en el Tribunal de Mercedes, incluyó la obligación de realizar una donación como parte de su condena.
La lectura del veredicto en la sala estuvo cargada de emoción y finalizó con aplausos de los familiares y amigos del artista, quienes celebraron el fallo. Al término de la audiencia, L-Gante se acercó al juez Ignacio Racca, con quien intercambió algunas palabras en un gesto que dio un cierre inesperado al momento.
Antes de la sentencia, L-Gante se había declarado inocente y lanzó un fuerte cuestionamiento contra quienes lo denunciaron. “Hoy estoy en esta sala porque no quise poner dinero”, expresó, dejando en claro que la situación, según él, fue producto de una disputa motivada por intereses económicos. Sin embargo, reconoció al fiscal del caso como “una persona honorable” en contraste con los demás representantes de la querella, a quienes comparó con “un niño mentiroso”.
El juicio, que incluyó cuatro audiencias con numerosos testigos, abordó tres hechos claves: un altercado en 2021 durante una peregrinación en Luján, una supuesta amenaza con arma de fuego en el barrio de General Rodríguez y el caso de privación de libertad de dos personas en mayo de 2023. Aunque la querella aseguró que L-Gante actuó armado y retuvo a dos personas contra su voluntad, algunos testigos, incluyendo la propia madre del cantante, negaron rotundamente la versión. Otros, en cambio, complicaron su situación al relatar episodios de amenazas y tensiones.
L-Gante, libre pero con una condena en suspenso, deberá cumplir con las condiciones impuestas por el tribunal. La decisión judicial deja al artista en libertad, pero bajo ciertas restricciones, lo que implica que cualquier incumplimiento podría derivar en una nueva instancia judicial.