Una joven gestó el proyecto hace un año, al darse cuenta que existían muchas guarderías de perros, pero nada similar para los felinos. Dialogó con CLG y contó de qué se trata
Una joven gestó el proyecto hace un año al darse cuenta que existían muchas guarderías de perros, pero nada similar para los felinos. Dialogó con CLG y contó de qué se trata
Por Gina Verona Muzzio
Cuando llega el verano, quienes tienen la posibilidad de armar las valijas y escaparse unos días de Rosario no sólo tienen que pensar a dónde ir, qué medio de transporte usar y cuánto dinero llevar, sino también en qué hacer con su hogar y sus mascotas. Para los perros, existen numerosas opciones de guarderías e incluso familiares o amigos que se los pueden llevar a sus casas. Sin embargo, con los gatos la situación es un poco más compleja. Los felinos son animales más territoriales, de su hogar y se estresan mucho cuando se los traslada. Teniendo en cuenta todo esto, fue que hace poco más de un año una joven rosarina emprendió “Kitty Sitter”, que traducido del inglés es “niñera de gatitos”.
Orly Simbler tiene una gatita y un gran amor por los felinos que la llevó a proyectar Kitty Sitter en Rosario. En diálogo con CLG, contó cómo inició su emprendimiento, que no paró de crecer desde entonces. “No había en Rosario algo parecido. Es muy complicado sacar a los gatitos de casa y llevarlos a un lugar para que alguien te los cuide cuando tenés que viajar. Era un problema que tenía la gente que tenía gatitos”, expresó Orly.
Todo comenzó para las fiestas de 2018. Mientras muchas personas de su entorno volvían a sus pueblos o se iban de vacaciones, Orly se quedaba en Rosario. Así fue que quedaron a su cargo algunas mascotas de amigos y vecinos. “Le cuidé la gatita a una amiga, el perro a otra amiga, la gatita a un vecino. Ahí se me ocurrió armar este emprendimiento. Me levanté el 1º de enero de 2019 y lo armé. Pensé que iba a ser como un hobby, algo muy tranqui. Pero empezó a crecer un montón. Se ve que era un hueco que había y algo que mucha gente necesitaba. Para perros hay de todo, pero para los gatos faltaba”, consideró.
En la misma línea, Orly analizó: “Una cosa es que pase un vecino o familiar a darle comida y se vaya y otra cosa es darles una hora, en la que además de darles de comer, limpiarles las piedritas y cambiarles el agua, les damos contención, los acompañamos, los mimamos”. Y agregó: “Más allá de que los gatos sean animales independientes, cuando sus dueños se van los extrañan. Entonces, con lo que hacemos, los clientes se quedan conformes, mucho más tranquilos”.
Cómo es el servicio
Orly comenzó sola con Kitty Sitter, pero ante el crecimiento y la demanda de los rosarinos, decidió conformar un equipo de niñeras gatunas. Cada una de ellas, se adapta a lo que la personalidad del gato requiera. “Todos tienen personalidades muy distintas. Hay gatitos que son ultra tímidos, que no salen de abajo de la cama; hay gatitos que tienden a ser agresivos; otros que se asustan. Nos encontramos con todo tipo personalidades cuando vamos a las casas”, aseguró.
Para empezar, aquel 1º de enero de 2019, la joven creó cuentas en las redes sociales, diseñó un logo, pensó minuciosamente cómo sería el servicio y comenzó la difusión. “La verdad es que en muy poco tiempo me contrataron personas que no conocía. Fue re lindo porque se dio mucho el boca en boca. Es fundamental que sepan cómo es a través de personas que ya contrataron el servicio. Nosotros vamos a las casas de las personas. No es que trabajo con amigos, son desconocidos”, contó Simbler a CLG.
“La gente suele viajar seguido. A donde ya fuimos, en general volvemos a ir. Los cuidamos más de una vez”, añadió. La gente no viaja sólo por trabajo o placer, hay mucha gente que no es de Rosario y viaja a ver a su familia los fines de semana. En todos esos casos, las kitty sitters se encargan de sus gatos.
“El servicio que ofrecemos con Kitty Sitter son visitas a domicilio, de una hora. Hay personas que contratan más de una visita por día, hay personas que contratan día por medio. Lo que yo le sugiero a la gente es que con una visita por día es más que suficiente, pero que sea todo los días. Vamos más o menos siempre en el mismo rango horario y en esa visita, cambiamos el agua, les limpiamos las piedritas, les damos de comer y les hacemos compañía. Si es un gatito que quiere jugar, jugamos; si es un gatito tímido, que se queda debajo de la cama, lo dejamos ahí. Tenemos distintas formas de encarar a cada gati, teniendo en cuenta su personalidad. Lo importante de esa visita es que él se estrese lo menos posible”, especificó la emprendedora.
Orly explicó que antes de comenzar con el trabajo, se realizan visitas previas, en las que se conoce a la persona, al gato y a la casa, porque “la responsabilidad además de los gatos, es que no pase nada en la casa”.
Las niñeras también piden a los clientes, entre otros datos de relevancia, el número del veterinario y de alguien de confianza que esté en Rosario durante los días de cuidado.
Responsabilidad, amor y tranquilidad
Orly y su equipo se consideran “privilegiadas” de poder trabajar como kitty sitter. “Es algo hermoso, súper satisfactorio. Damos y recibimos amor de un gati. También es increíble cuando la gente confía en vos”, expresa. El cariño también se replica por parte de quienes contratan el servicio, cuando sin necesidad de hacerlo, vuelven de viaje con regalos y otros mimos. “Una clienta me decía que había algo en ir a darle amor a una mascota y en la confianza de que alguien esté yendo a tu casa y cuidando de tu hogar con respeto y amor, que no se podía pagar con dinero. Eso me pareció súper lindo”, comentó con emoción.
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Por otra parte, “para los clientes, Kitty Sitter es un alivio, una tranquilidad muy grande, porque les permite viajar”. Orly replica lo que le dicen sus clientes, muchos de los cuales habían dejado de viajar por el conflicto que les generaba dejar a los gatos. “Ahora tienen la tranquilidad de que hay una persona a la que realmente le gustan los gatitos, que los cuida, que los mima, que te manda fotos, videos. Les da una tranquilidad gigante saber que están bien, comiendo, jugando. Viajar pasa a ser una linda experiencia para el dueño y también para el gati. Porque hay alguien que va y lo llena de mimos una hora entera, cada vez que va”, concluyó.