Durante un entrenamiento, Manuel Lanzini, volante de la Selección Argentina, sufrió una rotura del ligamento cruzado anterior de su rodilla derecha.
La doctora Magalí Almada, profesora de la Facultad de Ciencias Biomédicas de la Universidad Austral y médica especialista en deporte del Hospital Universitario Austral, profundiza sobre la gravedad de la lesión, que obliga al jugador a quedarse afuera del Mundial de Rusia a una semana de su arranque:
- «Una ruptura del ligamento cruzado anterior es la disrupción total o parcial de sus fibras, y tiene como consecuencia alteraciones en la estabilidad de la rodilla que impactan directamente en la posibilidad de practicar normalmente un determinado deporte».
- «El LCA (ligamento cruzado anterior) es un potente estabilizador anterior de la rodilla, limita la rotación interna de la tibia sobre el fémur y frena su hiperextensión. Hasta el jugador más entrenado y en mejor forma física puede sufrir esta lesión, ya que su mecanismo de producción está relacionado con el cambio de dirección brusco y la velocidad a la que se mueven en la cancha».
- «El 90% de las lesiones del LCA se producen sin contacto con otro jugador. El mecanismo más frecuente que causa su ruptura se relaciona con un cambio brusco del paso en la carrera, es decir, un cambio en la dirección de manera repentina a gran velocidad que lleva a una rotación interna de la tibia, asociada con un valgo de rodilla e hiperextensión».
- «La lesión aguda del LCA se acompaña en un 65% de lesiones del menisco externo y en un 45% de lesión del menisco interno, pudiendo también acompañarse de lesiones del ligamento lateral interno de la rodilla».
- «La presentación clínica de la ruptura del LCA se caracteriza por rodilla inestable. El jugador refiere que la rodilla se le sale de lugar (puede haber escuchado un ruido fuerte en el momento de la lesión), presenta dolor (que en algunos casos puede estar localizado en la región posterior de la rodilla) y también puede presentar edema o derrame articular».
- «El tratamiento inicial consiste en retirar del campo de juego al jugador, reposo con férula en extensión, hielo local 20 minutos cada 2 horas, tratamiento farmacológico del dolor y contracciones isométricas del cuádriceps».
- «Tratamiento de la ruptura del LCA: La posibilidad de curación de esta lesión con tratamiento conservador (no quirúrgico) es prácticamente nula, sobre todo en quienes practican deporte ya que la rodilla suele permanecer inestable, requiriéndose reconstrucción quirúrgica para una franca recuperación y retorno a la actividad deportiva».