"Mi vida gira alrededor del fútbol. A mí me llena, me completa, me hace feliz. Me lleva al lugar donde quiero estar, es el motor”, contó la rosarina. Conocé su historia
Por Gina Verona Muzzio
Quizás desde antes de saber escribir con lápiz y papel, Micaela Astudillo ya dibujaba caminos en la tierra con la pelota. Sin saber para dónde la llevaría la vida, desde muy pequeña tenía claro que su pasión y su profesión estarían relacionadas con el fútbol. Actualmente tiene 35 años y esta temporada jugará en la primera de AFA con el SAT (Social Atlético Televisión). Sin embargo, también tiene experiencia como DT y una vez que se retire de la cancha seguirá trabajando desde el banco.
En diálogo con EQC Mujer, Micaela rememoró sus comienzos, su carrera y su presente, en una época en la que el fútbol femenino está en auge y muchas niñas y mujeres, que en otro momento ni hubieran imaginado ponerse una casaca y salir a la cancha, se dedican a este deporte pasión de multitudes.
“Siempre tuve claro que esto me hacía feliz y no me importaba más nada. Siempre me llevé bien con los varones, no tuve ningún problema. El respeto me lo ganaba jugando al fútbol. Y el hecho de que te digan ‘marimacho’, la verdad es que no me perjudicaba. No me fijo en esas cosas, yo le doy para adelante”, expresó una mediocampista que nunca dudó de lo que quería conseguir.
Recordando su infancia, la actual futbolista de SAT contó: “Siempre jugué a la pelota en el barrio, desde chica, con varones. Mis padres no me querían llevar a jugar a los clubes de barrio de chiquita por el ambiente”. Sin embargo, la joven perseveró y a los 14 años convenció a su mamá para que le busque un club y fue Rosario Central la primera institución donde jugó oficialmente.
Poco tiempo después de haber comenzado a jugar en Central, le llegó una preselección para ir a entrenar al Centro Nacional de Alto Rendimiento Deportivo (más conocido como Cenard) porque iba a haber un Sudamericano Sub17. “El sudamericano se suspendió, pero el que era el técnico en ese momento, Carlos Borrello, me dijo que tenía muchas condiciones, que más adelante a lo mejor iba a tener una oportunidad, pero que era muy chica para entrenar a la par de la categoría mayor”, dijo Astudillo.
Con Central, compitió en la Liga Santafesina, donde el equipo fue bicampeón, y en la Rosarina, que se armó en 2004 y donde también consiguieron un título. “De ahí me voy a Renato Cesarini y en uno de los partidos me ve gente de San Lorenzo, me vengo a jugar a Buenos Aires una temporada”, agregó Micaela.
Luego de jugar en San Lorenzo, Astudillo decidió darse un descanso. Pero ya dice el dicho que si Mahoma no va a la montaña, la montaña va a Mahoma; por eso cuando ella se alejó un poco, el fútbol se volvió a acercar. La convencieron y retomó con fútbol de salón, jugando en Provincial y en Horizonte, donde también consiguió títulos de campeona.
Mientras Micaela iba haciendo su carrera, el fútbol femenino iba convirtiéndose en lo que es hoy, un auge entre las chicas y un deporte que tiene la fuerza para imponerse y conseguir la profesionalización que merece.
En este sentido, la jugadora consideró que “todo tiene su proceso, de un día para el otro el fútbol femenino no va a ser como el masculino porque todos sabemos que el fútbol no deja de ser un negocio”. Pero ahondó: “Cada vez se acerca más gente, va creciendo. Nosotras tenemos la inquietud de progresar y de salir de la zona de confort para buscar otras cosas. Es como una cadena, esto va a seguir creciendo y de acá a un tiempo va a llegar un momento en que va a ser increíble. No tiene freno. Es cuestión de tiempo”.
Tras su paso por el futsal, Micaela retornó al fútbol de 11 en Provincial. Mientras tanto, realizó la carrera de DT en Atfa, recibiéndose en 2017, aunque todavía sin intenciones de dedicarse a la dirección. Pero la vida disponía otra cosa, jugando en Provincial, en uno de los primeros partidos del torneo, se lesionó el quinto metatarsiano del pie izquierdo.
“Me quedé afuera como cuatro meses. Fue la primera lesión de mi carrera, yo prácticamente no había tenido. En eso me llega una propuesta del club Banco Nación de Rosario, que me ofrece armar el femenino del club. Dije que no tenía pensado dejar de jugar, pero que tenía una pausa por la lesión y que era un buen momento para empezar a hacerme, prueba y error, a armarme como DT. Entonces asumí”, afirmó.
Ese proyecto la mantuvo ocupada durante tres años: “Entramos en la liga rosarina, jugamos en la B. dejé de jugar en Provincial para dedicarme a dirigir. También armé el selectivo sub16 de la Liga Rosarina, competimos en el torneo de la región. La mayoría de esas chicas terminaron yendo a la reserva de Central, compiten en AFA”.
Sobre su experiencia como DT y su paso por Banco Nación, Micaela solo tiene palabras de agradecimiento: “Fue un club muy atento y bien predispuesto, eso no se encuentra en todos lados. Era iniciar un equipo femenino. Me podría haber encontrado con pares o con chicas que querían probar. Una va viendo qué le gusta a la jugadora, para donde va. Era una prueba para mí y me fue bien. Fue una experiencia hermosa y el puntapié para un montón de cosas más”.
Sin embargo, a pesar de un comienzo exitoso de su carrera como entrenadora, Micaela seguía con la inquietud de ver si todavía tenía lo que se necesitaba para competir adentro de la cancha. “Como seguía con eso de no poder retirarme del ámbito futbolístico, puse una pausa en mi carrera y, con la representación de mi agencia Only Soccer, fui a unas pruebas en el SAT (Social Atlético Televisión), que compite en la Primera de AFA, y quedé. Este año me voy a dedicar a jugar”, expresó contenta.
“Esto para mí es un desafío personal. Tengo 35 años, juego a la par de chicas de 17 años. Quiero saber hasta dónde puedo llegar. Si el cuerpo dice que no, me dedicaré a mi carrera de DT. Pero no me puedo retirar sin saber hasta dónde puedo llegar”, aseguró.
“El fútbol es mi vida. Mi vida gira alrededor del fútbol desde que tengo uso de razón. A mí me llena, me completa, me hace feliz. Me lleva al lugar donde quiero estar, es el motor”, finalizó.