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Jóvenes remodelan y ayudan a un comedor en Villa Banana  


Por Diego Carballido

El comedor de “Ucha” es un lugar emblemático de la zona  popularmente conocida como Villa Banana, en Lima al 2800. Desde hace tres décadas, este espacio comunitario le brinda a diario un plato de comida a unos 300 chicos.

Un grupo de jóvenes motivados por las necesidades que se presentan en este comedor, y en muchos más de la ciudad que ven como aumenta la cantidad de comensales, decidió organizar un festival a beneficio donde todo lo recaudado sea destinado a recomponer las instalaciones del lugar donde asisten cientos de chicos del barrio.

El nombre de este grupo solidario es Meraki. «Somos unas 30 personas pertenecientes a diversos rubros y clases sociales. Hay estudiantes, profesionales, comerciantes, entre otros, todos reunidos en un grupo con un promedio de edad de unos 30 años», contó Lorena Saco, una de las integrantes de Meraki en diálogo con CLG. «Somos un grupo bastante homogéneo que dejamos los egos de lado y entre todos llegamos al propósito que, en este caso, era ayudar a Ucha» agregó.

Es por esto que el domingo 7 de octubre pasado, el club Provincial fue el lugar elegido para desarrollarse un festival de bandas que logró reunir el dinero suficiente como para comenzar las obras de remodelación en el comedor de Villa Banana. «Al principio pedimos donaciones, pero rápidamente nos dimos cuenta que no iban a ser suficiente y en ese momento nos propusimos hacer un festival a beneficio”, explicó Lorena. Y amplió: “Llamamos a bandas amigas que tocaron sin cobrarnos nada y conseguimos donaciones para armar el buffet. Logramos darle mucha difusión y el festival fue un éxito».

Con lo recaudado por este grupo de jóvenes voluntarios se pudo revestir todo el comedor de “Ucha”, se comenzó con la construcción de unos baños y una cocina. «Tenemos pensado inaugurarlo todo en diciembre», compartió Saco. «Nos enamoró la historia de vida de “Ucha”. Por eso, el próximo proyecto es poder gestionarle una personería jurídica con una asociación civil sin fines de lucro para tratar de conseguir algún subsidio con el que se pueda financiar alimentos”, expresó Lorena aludiendo a la complicada situación que vive este emblemático espacio de Villa Banana al no estar exento de las dificultades que viven muchos comedores comunitarios en Rosario realizando enormes esfuerzos para sostener la creciente demanda de chicos en busca de un plato de comida.

Parte de una filosofía de vida

Al referirse al grupo que conforma junto con otros jóvenes, Lorena detalló: “Todos en Meraki nos estamos formando en coaching ontológico y como parte de un objetivo social nos propusimos ayudar a un comedor. A partir de allí, comenzamos a dividir tareas, organizar el presupuesto y los recursos con los cuáles cada uno contaba (difusión, materiales, donaciones, etc)», y luego profundizó sobre las características del coaching ontológico: “Se relaciona con los modos de vida; con aquello que pensamos, hacemos y decimos. Tiene que ver con la integridad de cada persona. El objetivo social es poner en práctica nuestras palabras a través de los hechos».

Según Saco, «el festival a beneficio del comedor nos permitió ver nuestro funcionamiento como equipo» y ampliando sobre las particularidades de Meraki dejó en claro: «No pertenecemos a ningún partido político. Nuestro objetivo es generar en el otro la solidaridad a partir de nuestras acciones. Se relacionan con la cuestión de dar porque siempre vuelve y demostrar que se pueden lograr objetivos en conjunto. Porque, a veces, no es sólo un problema de dinero sino de las ganas de hacer algo por el otro».

Ucha

En este barrio carenciado de la zona sudoeste de Rosario pocos llaman a Bernanda Mora por su nombre, todos la conocen como “Ucha”. Esta mujer proveniente de la provincia de Corrientes ha sido como una segunda madre para varias generaciones de chicos, tanto de Villa Banana como de Barrio Triángulo. Su comedor comunitario de Lima al 2800 es el lugar de reunión diaria de aproximadamente 300 pibes que reciben una comida y la merienda.

Testigo en primera persona de muchas de las problemáticas que aquejan a este barrio de la ciudad, la labor incansable de esta mujer ha logrado torcer el destino de muchos de los asistentes a su comedor, no dejando que ingresen en las drogas o en la delincuencia.