El gobierno del Reino Unido propone que los chicos de primaria vuelvan a clases el 1 de junio, pero docentes niegan esa posibilidad sin que haya testeos masivos
El gobierno de Boris Johnson quiere que la actividad en la escuela primaria se reanuden el 1ro de junio como primer medida para que los padres puedan salir a trabajar y que la economía vaya tomando su curso. Pero los maestros y sus sindicatos, además de autoridades municipales relacionadas a la educación, reclamaron para que no se efectúe esto ya que lo consideran prematura y por ende pondrá en peligro muchas vidas.
Si bien la fecha estipulada estaba estaba fijada, la resistencia obligó al gobierno a decir que era un «objetivo» y no una «orden», o bien a contemplar que la decisión la tomen cada comunidad. Los gobernadores locales y los mismos docentes van a tener la última palabra.
Si bien la sociedad aceptó algunas medidas de desescalada, la rebelión docente es otro revés político de la administración de Johnson. Los tiempos que maneja el gobierno para salir del desconfinamiento son menores a los que espera la sociedad.
El gobierno aseguró que el 1 de junio estará en condiciones de efectuar doscientos mil test de coronavirus diariamente, pero maestros, sindicatos y ayuntamientos piensan que es muy improbable que así sea ya que la anterior promesa de los 100 mil diarios no se cumplió. Y que sin la posibilidad de testar a niños, profesores y familiares con síntomas de enfermedad, el regreso a las aulas puede ser una bomba activada por intereses económicos.
Las escuelas y ayuntamientos de localidades y regiones donde el nivel de contagios sigue siendo alto, como Yorkshire, Birmingham y el norte de Inglaterra, ponen como condición para la reanudación de las clases que las nuevas infecciones disminuyan y que haya medios para testar y prevenir nuevos brotes, algo que por el momento las autoridades no garantizan. Las familias de clase media y alta tienden a optar por la prudencia, según las encuestas, mientras que las de clase obrera necesitan trabajar y están más dispuestas a correr el riesgo de enviar a sus hijos al colegio.