La actriz viene de estrenar "Tóxico" y ahora regresa con "La fiesta silenciosa", un fuerte thriller que se estrena el 4 de junio
Por Mario Luzuriaga
Jazmín Stuart es una de las actrices más destacadas del cine nacional, que se animó hace un tiempo a la dirección, a ser guionista y que ahora es parte de un fuerte thriller llamado «La fiesta silenciosa»; película que se estrena el próximo 4 de junio en Cine.Ar.
Presentada en el 34º Festival Internacional de Cine de Mar del Plata, cuenta la historia de Laura, una chica que, a horas de celebrar su casamiento en la estancia de su padre, sale a caminar sola y se encuentra con una inusual fiesta. La música y el ambiente la alejan por un momento de las tensiones, hasta que un hecho violento cambia drásticamente el curso de la noche, involucrando en ello a su padre y a su novio.
Jazmín dialogó con CLG acerca de su película, donde remarcó lo que el punto «interesante es quién tiene el derecho a ejercer la violencia», e hizo un repaso de su carrera, remarcando su lado de guionista: «Trabajo mucho con la observación, me gusta crear personajes contradictorios».
—Tenés un papel muy fuerte en la película, ¿cómo lo encaraste sabiendo que tenés un amplio activismo con los derechos de las mujeres?
—En realidad se fue construyendo en mi cabeza a lo largo de muchos años, porque el director Diego Fried me alcanzó este proyecto hace 5 años. Fui viendo la evolución del guión con sus reescrituras, sobretodo en la última parte del proceso, donde estaba muy involucrada en la lucha feminista, y pude agregar algunas nociones desde el punto de vista del personaje femenino. Entonces pasé un largo camino en donde me involucré a lo largo de los años, y cuando se filmó la película ya sentía que conocía muy bien el personaje y sus conflictos. Después en el primer día de rodaje fue más que nada poner el cuerpo y estar disponible para atravesar este viaje.
—Y fue un viaje muy fuerte porque esta «fiesta silenciosa», ya ahora se puede visibilizar.
—Sucede en todos lados, mujeres asesinadas por sus maridos en el medio de un country, y me parece que es una problemática que no distingue clases sociales, sino que es un problema cultural muy profundo y antiguo; creo que en los últimos años se pudo visibilizar y nombrar como corresponde. Hasta hace un tiempo estos hechos de violencia eran catalogados desde la prensa o incluso del sistema judicial como «desaparición de personas» o «crimen pasional»; y en cuanto al abuso sexual daba tanta vergüenza que las mujeres no iban a denunciar. Por suerte hoy estamos logrando que todo esto cambie, y la aunque la película no trata específicamente el tema, toca tangencialmente estas cuestiones. Lo más interesante que tiene la película es quién tiene el derecho al uso de la violencia, el hombre, la mujer; por qué el hombre se siente más habilitado a violentarse y buscar justicia por mano propia; y la mujer no. Ahí pone el acento la película.
—Pasando a tu lado de directora, pudiste reflejar problemáticas que les pasa a las parejas en «Recreo».
—Siento que como guionista y directora trabajo mucho con la observación. Soy muy curiosa, si estoy en un lugar público seguro estoy escuchando la conversación de al lado (risas). Me gusta ver la realidad y la naturaleza humana, y me gusta crear personajes contradictorios, con conflictos internos, tridimensionales, personajes complejos que pueden ser queridos, pero a su vez los podés detestar. «Recreo» es un ejercicio que va por esa línea, como de observación generacional y también como un rango específico socio-cultural; porque está hablando de eso. Intenta señalar por contraste la realidad que viven los dueños de casa y sus amigos. En general me gusta investigar los vínculos, en «Pistas para volver a casa» se cuestiona a la familia, la relación entre hermanos, los lugares que ocupan; todo eso me parece interesante.
—Sos de las pocas realizadoras que se ocupa de los tiempos actuales
—Yo creo que, además que en nuestra generación haya rupturas y cuestionamientos del orden imperante, a nivel mundial las cosas van cambiando y es un momento muy rico para trabajar. Me gusta que las películas sacudan al espectador.
—¿En qué lugar te sentís más cómoda? ¿Actuando, dirigiendo o escribiendo?
—No podría dejar de hacer las tres, es como si me preguntaran si quiero que me corten el brazo derecho o el izquierdo (risas). Pasar de un rol a otro me mantiene; por un lado, siempre ocupada y no me aburro nunca; y por el otro, aprendo mucho de actuación cuando dirijo y de dirección cuando actúo y me está dirigiendo otro. Hay algo que se nutre de todos los espacios y pienso que me faltaría algo importante si dejo cualquiera de las tres cosas.
—¿Cómo ves el lugar que van adquiriendo las realizadoras argentinas?
—Me encanta, me parece maravilloso, yo empecé a estudiar cine en el 94 y en la universidad éramos muy pocas mujeres. Cuando egresé veía llegar a los nuevos grupos a cursar y había más chicas. Ahora la cosa cambió, pero igual sigue siendo muy difícil, por ejemplo en rubros técnicos como dirección de fotografía o cámaras, es muy difícil de entrar y se sigue priorizando al hombre. La idea es compartir el espacio, no queremos robar nada a nadie.