Más de 156 millones de ciudadanos nipones están habilitados para votar para renovar la Cámara baja del Congreso
Tras 12 días de campaña relámpago, más de 156 millones de japoneses están llamados este domingo a las urnas para renovar la Cámara baja del Congreso, el órgano legislativo más importante del país, en unos comicios marcados por la crisis sanitaria y su impacto económico, en los que el flamante primer ministro Fumio Kishida buscará revalidar su cargo.
El país elegirá por cuatro años a los 456 miembros de la Cámara de Representantes de la Dieta de Japón, que desde hace casi una década ha contado con una abultada mayoría del oficialismo.
Pero el oficialista Partido Liberal Democrático (PLD) llega golpeado a estas elecciones, tanto por la renuncia en agosto de 2020 del popular expremier Shinzo Abe, como por la de su sucesor Yoshihide Suga, quien dimitió al cargo en septiembre pasado tras ser criticado por su gestión de la pandemia y la decisión de celebrar los Juegos Olímpicos en ese contexto incierto.
La elección en primarias de un nuevo líder oficialista y su posterior investidura como primer ministro retrasaron la convocatoria a las urnas, lo que llevó al país a prácticamente agotar el mandato de la última legislatura y tener la campaña más corta desde la posguerra.
Con menos de un mes en el poder, Kishida afronta ahora el desafío de reafirmar el mandato oficialista: «Debemos mostrar al público que el PLD resucitó y necesita de su apoyo. Vayamos a las elecciones unidos», declaró tras ganar las primarias.
La oposición, por su parte, dejó de lado sus diferencias y se presenta en bloque para tratar de contrarrestar el poder del PLD, que ha gobernado Japón durante 62 de los últimos 66 años.
Su reto será capitalizar la desconfianza y el descontento social que ha exacerbado la crisis del coronavirus entre el electorado.
La campaña electoral ha girado en torno a los temas que los sondeos señalan como prioritarios para los japoneses de cara al próximo Gobierno: la determinación para poner fin a la pandemia, que sacó a la luz las desigualdades sociales existentes en el país, y el relanzamiento de la tercera economía global.
El oficialismo y Kishida apostaron por recurrir a un «nuevo capitalismo» centrado en el crecimiento y la redistribución de la riqueza, que pretende reforzar a las clases medias con promesas de subas salariales y mayores impuestos a las ganancias corporativas, a la vez que despliega un programa de ayudas para reimpulsar la economía.
En tanto, el bloque opositor del Partido Constitucional Democrático de Japón (CDPJ) -integrado por cinco fuerzas- prometió mejorar la gestión de la crisis pandémica y alcanzar un crecimiento económico que reduzca también la desigualdad y la pobreza.
Además, puso el foco en políticas sociales, como el matrimonio igualitario o la posibilidad de mantener los apellidos al casarse, cuestiones a las que el oficialismo se opone.
De momento, sin embargo, las encuestas auguran un nuevo triunfo de la coalición gobernante.
Los sondeos realizados por los medios nipones en la recta final de la campaña apuntan a que el PLD y su socio de Gobierno, el partido budista Komeito, conseguirán superar el 50% de los escaños parlamentarios, lo que les permitiría conservar la mayoría absoluta de 233, según reportó el diario Nikkei.
No obstante, es probable que obtengan menos escaños de los 305 -276 del PLD y 29 de Komeito- que tuvieron en la última legislatura, por lo que, aunque conservaría su dominio parlamentario, su mayoría sería menos cómoda.
El bloque opositor difícilmente aumentará los 110 escaños que disponía, según los diversos sondeos, que sitúan entre un 20 y 30% al porcentaje de sufragantes indecisos y muestran un avance en la intención de voto de nuevos partidos como el progresista Reiwa Shinsengumi, liderado por el actor convertido en político Taro Yamamoto, o el nacionalista Partido de la Innovación.
Si bien la pandemia ha sido una de las protagonistas de la campaña, el país ha dejado atrás la última ola de contagios y la situación epidemiológica parece controlada, mientras que la tasa de vacunación con dos dosis ya supera al 70% de la población.
Desde principios de octubre, Japón registra sus mejores datos en más de un año, con menos de mil infecciones diarias en el archipiélago, e incluso por debajo de los 500 desde hace dos semanas, y menos de cien en la capital, Tokio.
Estos datos positivos llevaron esta semana a levantar las restricciones que pesaban desde casi un año sobre la hotelería y la gastronomía, un esperado anuncio que Kishida y el oficialismo en su conjunto buscarán capitalizar en la cita electoral.