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Japón ha decidido construir una enorme barrera para tapar una de sus mejores vistas al Fuji. El motivo: el turismo


En Fujikawaguchiko tienen un problema: unas vistas únicas... y hordas de turistas a la caza de la mejor foto

En Fujikawaguchiko, en la prefectura de Yamanashi, Japón, viven con una bendición y una penitencia. El problema es que ambas son la misma. Desde sus calles se disfruta de unas vistas únicas del Fuji, tan espectaculares, tan dignas de postal, que con el tiempo la localidad se ha convertido en parada obligada para la avalancha de visitantes que acuden cada año a Japón y buscan la mejor foto de la montaña. El problema es que esa ubicación privilegiada ha acabado convirtiéndose en una cruz para los vecinos, cansados de ver cómo los turistas llenan sus calles de basura y entorpecen el tráfico. Todo para hacerse con el selfie más espectacular.

Para evitarlo, en Fujikawaguchiko han decidido borrar el Fuji.

Un mirador «muy japonés». El de Fujikawaguchiko es un ejemplo claro de cómo, cuando de turismo se trata, una bendición puede acabar convirtiéndose en una condena. O de lo fácil que es morir de éxito. La localidad se encuentra en la prefectura de Yamanashi, muy cerca del Fuji y a menos de hora y media en coche de Tokio. Su ubicación y sobre todo sus vistas privilegiadas del volcán más famoso de Japón lo han convertido en un mirador muy popular de la icónica montaña.

En Fujikawaguchiko hay muchos lugares desde los que maravillarse con las vistas del Fuji, pero hay uno en concreto especialmente concurrido: un calle de la ciudad desde la que puede contemplarse la imponente montaña tras un tienda de Lawson. Esa combinación de ingredientes gusta de forma especial a los turistas extranjeros y lo ha convertido en un fenómeno en redes. «Se ha extendido la reputación de que ese lugar es muy japonés, lo que lo convierte en un espacio para tomar fotos», comenta un funcionario de la ciudad de Fujikawaguchiko a la agencia AFP.

Una bendición… y un incordio. El problema es que mientras buscan las mejores vistas o el ángulo perfecto para fotografiar el Fuji, hay visitantes que acaban convirtiéndose en un incordio para los vecinos. Arrojan basura, entorpecen el paso de los vehículos, aparcan sin permiso y se encaraman a lugares a los que no deberían pasar, como el tejado de una clínica dental situada en la zona. Todo para marcharse a casa o compartir en redes la mejor foto del volcán. «Algunos turistas no respetan las normas», asume el mismo funcionario, quien lamenta que ante esa situación las autoridades se hayan visto obligadas a tomar cartas en el asunto.

Solución: «borrar» el Fuji. Para solucionarlo, en Fujikawaguchiko han adoptado una medida drástica: si no pueden controlar la marea de turistas que acuden en busca de la mejor imagen del Fuji… ¿Por qué no borrar el Fuji? Quizás suene extraño, pero eso mismo es lo que han decidido hacer sus autoridades, que han acordado levantar una enorme barrera que tape las vistas a la montaña más icónica de todo Japón. Mientras en otras partes del mundo las administraciones construyen miradores y se devanan los sesos para mejorar la accesibilidad de sus parajes, en Fujikawaguchiko los cubrirán. Al menos de forma temporal.

Una cortina XXL. Si la decisión es curiosa, más todavía lo es su ejecución. Borrar el Fuji, aunque sea desde un único punto de la ciudad, no es una tarea sencilla, así que las autoridades han decidido levantar una enorme barrera, en forma de malla, de 2,5 metros de alto y 20 de largo. La noticia la avanzó hace unos días France Presse, que señalaba que la instalación arrancará esta misma semana.

Uno de los funcionarios de la ciudad reconocía a la agencia francesa que resulta «lamentable» tener que adoptar una medida así, pero insistía en que se han visto obligados por el mal comportamiento de «algunos turistas» que no respetan las normas ni siguen las indicaciones de las señales y guardias de tráfico.

Suma y sigue (turístico). La decisión de Fujikawaguchiko es peculiar, pero ni mucho menos el primer movimiento de las autoridades niponas para controlar los efectos de la masificación turística. Hace un mes el país anunció que prohibirá el acceso de visitantes a las callejuelas del barrio de las geishas, en Kioto, para evitar que las acosen. «Gion no es un parque de atracciones”, advertía en diciembre su consejo local. La zona quedará acotada a las geishas, sus clientes y los vecinos.

Otra de sus medidas para protegerse del impacto del turismo es cobrar una tasa por ascender al Fuji por el sendero Yoshida, usado por el 60% de los visitantes, y fijar un límite diario. En marzo, el país batió un récord histórico: superó los tres millones de turistas en un solo mes, algo que nunca antes había alcanzado.