El primer ministro estimó que el plan, el tercero desde que comenzó la pandemia, impulsará una expansión del PBI japonés en un 5,6%
El primer ministro de Japón, Fumio Kishida, anunció hoy un plan de estímulo récord por un total de US$ 490.000 millones con el objetivo de reactivar a la tercera economía mundial, rezagada en la recuperación pos-pandemia.
El funcionario, quien tras el desarrollo de elecciones primarias del gobernante Partido Liberal Democrático (PLD) reemplazó a principios de octubre a su antecesor Yoshihide Suga, estimó que el plan, el tercero desde que comenzó la pandemia, impulsará una expansión del Producto Bruto Interno (PBI) japonés en un 5,6%, según reportaron las agencias Bloomberg y AFP.
El paquete fiscal, que combinará gastos e inversión, se calcula que ascenderá hasta los US$ 690.000 millones considerando elementos como préstamos, y será mayor que los dos lanzados el año pasado (que totalizaron US$ 350.000 millones y US$ 330.000 millones) para paliar la crisis de la pandemia.
Asimismo, Kirshida manifestó que, previo a cualquier retirada de la política acomodaticia, la economía de su país tiene que volver a encarrilarse.
«En tiempos de emergencia, tenemos que hacer lo necesario para proteger las vidas y los ingresos de la gente», expresó por televisión el mandatario al presentar el plan, cuya escala es mayor a la que pronosticaban los medios locales.
Tras lo cual, agregó: «Revivir la economía es lo primero, después pensaremos acerca de la situación fiscal. Ese es el orden».
De esta forma, Kishida busca cumplir su promesa al comenzar su mandato de reactivar la economía a gran escala y sentar las bases para lo que el llama una «nueva visión del capitalismo».
El primer ministro también prometió atraer a más fabricantes de semiconductores para que se instalen a Japón con el objetivo de revitalizar la producción doméstica.
El programa incluirá una asistencia fiscal que equivale a más del 10% del PBI, 2,5 millones de yenes para pequeñas y medianas empresas, aumentos de salarios para enfermeros y trabajadores sanitarios, y una asignación de US$ 875 para todas las familias con hijos menores de 18 años.
Asimismo, se reimplantarán subsidios al turismo doméstico (cubriendo cerca del 50% de los costos), asistencia a empresas en dificultades por la suba de los combustibles, e iniciativas digitales para revitalizar las economías regionales.
El plan se introduce luego de que la economía japonesa cayera por quinta vez en los últimos ocho trimestres con una contracción de 0,8% en el tercer trimestre, luego de que su reactivación se viera paralizada a raíz de los rebrotes de coronavirus en el verano boreal (actualmente en descenso a partir de la vacunación del 75% de la población) y la escasez de semiconductores que afectó las cadenas de suministro del país.
Asimismo, la economía japonesa se muestra rezagada en la recuperación pos-pandemia en comparación con los demás países desarrollados, situándose a 2,2% por debajo del último cuatrimestre de 2019, y con un PBI aún menor al de 2012.
Su antecesor, Yoshihide Suga, renunció a partir de las críticas recibidas por su manejo de la pandemia y por decidir continuar con la celebración de los Juegos Olímpicos en Tokio, pese a los rebrotes de coronavirus.