El candidato presidencial por Partido Centro Democrático en Colombia, el conservador Iván Duque, que el domingo buscará llegar a la presidencia en la segunda vuelta electoral en el país sudamericano, logró en tres semanas consolidar su liderazgo y posicionarse como favorito en las encuestas.
«Quiero ser el presidente que una al país, que no gobierne con espejo retrovisor», afirmó Duque, tras conocerse el resultado de las elecciones primarias el pasado 27 de mayo. Con el 39,1% de los votos, el candidato que pertenece al partido del ex presidente Álvaro Uribe, se impuso al izquierdista Gustavo Petro, quien con el Movimiento Colombia Humana consiguió 25,1% de los sufragios, diferencial que no le alcanzó para ganar en primera vuelta.
En estas tres semanas entre las dos vueltas electorales, Duque, de 41 años, apareció al frente de las encuestas publicadas en la prensa local según la intención de voto, un verdadero logro para alguien que hasta hace un par de años era casi desconocido en la política colombiana. Además del uribista Centro Democrático, la alianza que lo respalda incluye al Movimiento Independiente de Renovación Absoluta (MIRA), Colombia Justa Libre y La Patria de Pie, entre otras fuerzas.
En estas últimas semanas, Duque sumó las adhesiones de los principales partidos tradicionales de Colombia, el Conservador y el Liberal, junto a Cambio Radical, coalición que acompañó al presidente Juan Manuel Santos durante los últimos años. Según analistas colombianos, la campaña política de Duque para la segunda vuelta electoral se mantuvo en los ejes iniciales: legalidad, emprendimiento y seguridad. En el terreno económico, Duque propone reformas de carácter neoliberal, con una fuerte impronta a favor del libre mercado, la inversión privada y un Estado mínimo.
Conocido por su oposición al acuerdo de paz firmado entre el gobierno del presidente Santos y la organización guerrillera FARC, advirtió que no procura hacer «trizas» ese pacto sino solo hacer cumplir a los «máximos responsables» de la violencia lo pactado acerca de justicia, reparación y verdad. No obstante, las propuestas de Duque no sólo amenazan puntos vitales del acuerdo de paz -como la garantía de un espacio en los ámbitos de representación para la ex guerrilla mientras se consolida como un partido político o la posibilidad de contar sus crímenes sin temor a pasar el resto de sus vidas detrás de las rejas-, sino que además eligen ignorar el creciente clima de violencia que se viven en las zonas antes controladas por las FARC.
Además de recoger el acompañamiento de quienes cuestionan el acuerdo de paz, Duque es el elegido de Uribe, lo que le generó inicialmente la necesidad de diferenciarse y desmarcarse del ex presidente colombiano. El candidato moderó su discurso respecto de Uribe, estrategia que, sumada a su tarea legislativa y sus formas cuidadas, le permitieron ganar la consulta interna de la derecha. Una de sus derrotadas, la abogada Marta Lucía Ramírez, es su compañera de fórmula. Antes de esa pulseada interna, el partido encaró una serie de encuestas, en cuatro etapas, que ya mostraban a Duque bien posicionado. Nadie midió cuánto le sirvió para eso haber elegido en el senado la banca más pegada a Uribe.