Netanyahu se enfrenta a tres casos de corrupción por aceptar regalos a cambio de favores y por supuestos tratos para recibir una cobertura positiva de los medios
Tras un pedido de la defensa para retrasar el juicio y un rechazo rotundo de la Fiscalía general de Israel, el tribunal que juzga al actual primer ministro Benjamin Netanyahu por varios casos de presunta corrupción decidió hoy postergar el inicio de los testimonios de los testigos para el 3 de enero próximo.
A partir de esa fecha, los testigos declararán en tres audiencias semanales, en las que deberá estar presente Netanyahu, una exposición que tanto el premier como sus abogados querían evitar o retrasar lo más posible.
A diferencia de la primera audiencia preliminar de mayo pasado, esta vez la jueza que lleva el caso, Rivkah Friedman Feldman, le permitió al premier no estar presente, informó la agencia de noticias EFE.
El abogado defensor de Netanyahu, Yossi Segev, pidió al inicio de esta segunda audiencia preliminar aplazar el juicio y volvió a utilizar a la pandemia de coronavirus, que azota con un fuerte rebrote en el país, como su principal argumento.
«Será difícil para mí enfrentarme a un testigo con mascarilla y ver si está diciendo la verdad», aseguró Segev.
La fiscal general del Estado adjunta, Liat Ben Ari, rechazó nuevamente este pedido y sostuvo que los abogados tuvieron meses para prepararse y estar listo para comenzar a citar a los cientos de testigos que declararon en la causa.
Tras una nueva jornada de tensión en los tribunales de Jerusalén, la jueza Feldman decidió comenzar con los testimonios recién en enero.
Netanyahu se enfrenta a tres casos de corrupción por aceptar regalos a cambio de favores y por supuestos tratos para recibir una cobertura positiva de los medios. Está acusado de cohecho -un delito que pueden conllevar hasta 10 años de cárcel- y fraude y abuso de confianza, que está penado con hasta tres años de cárcel.
El caso más grave es el llamado 4000, en el que hará frente a cargos por sobornos, fraude y violación de la confianza por impulsar regulaciones que beneficiaron al accionista mayoritario del grupo Bezeq, Shaul Elovitch, a cambio de una cobertura favorable en su portal de noticias Walla.
En el caso 1000, fue imputado por fraude y violación de la confianza por recibir regalos ilícitos valorados en 700.000 shekels (un poco más de 203.000 dólares) a cambio de favores.
Y en el caso 2000 fue imputado por fraude y violación de confianza por acordar con el medio Yedioth Ahronoth, el más grande en lengua hebrea, debilitar a su competencia Israel Hayom a cambio de una cobertura más favorable al primer ministro.
Anoche, como sucede todos los sábados desde que comenzó el proceso judicial, miles de personas protestaron frente a la residencia del primer ministro y pidieron su renuncia.
Hoy, frente a los tribunales, un grupo mucho más pequeño de simpatizantes volvieron a apoyarlo y pedir su absolución.
Al frente de una coalición de gobierno muy frágil, en medio de un fuerte rebrote de coronavirus que obligó a volver a cerrar parte del país y ante la posibilidad de una anexión de parte de la Cisjordania ocupada, Netanyahu está inmerso en un contexto político muy inestable en el que es difícil pronosticar cuál será su fortaleza cuando empiecen el juicio propiamente dicho en enero próximo.