Contó con la participación de diplomáticos de Irán, China, Francia, Alemania, Rusia y Reino Unido
Diplomáticos de Irán y varias potencias se reunieron este miércoles de manera virtual para discutir el empantanado acuerdo nuclear firmado hace cinco años a la espera de un nuevo Gobierno en Washington, mientras Teherán mantiene su exigencia del fin de las sanciones que le aplicó Estados Unidos al retirarse unilateralmente del pacto.
La reunión, inicialmente prevista en Viena, se celebró de manera virtual debido al coronavirus, y contó con la participación de diplomáticos de los países que se han mantenido en el acuerdo: Irán, China, Francia, Alemania, Rusia y Reino Unido, congregados por la alemana Helga Schmid, secretaria general del Servicio europeo para la Acción exterior.
«Las conversaciones se centrarán en cómo preservar el acuerdo nuclear y garantizar su aplicación completa y equilibrada», escribió el embajador ruso ante organismo internacionales en Viena, Mihail Ulyanov, en su cuenta Twitter.
El acuerdo, que fue firmado en Viena en 2015 y ya estaba en serios problemas luego de la retirada en 2018 de Estados Unidos, sumo nuevos sobresaltos desde el asesinato a fines de noviembre del eminente físico nuclear iraní, Mohsen Fakhrizadeh.
Irán atribuyó el asesinato a Israel. Bajo la presidencia del republicano Donald Trump, Estados Unidos no solo se retiró del país del acuerdo, sino que restableció y luego reforzó las sanciones contra Teherán que había levantado su anterior Gobierno en virtud del pacto.
Estas últimas semanas, Irán endureció su posición, hasta tal punto de que a principios de diciembre París, Londres y Berlín expresaron su «profunda preocupación» ante la instalación de tres nuevas centrifugadoras de enriquecimiento de uranio en la planta de la ciudad central iraní de Natanz.
Los tres países expresaron asimismo su alarma por la adopción por el Parlamento iraní de una ley que, si es promulgada, supondría probablemente la muerte del acuerdo.
Según medios locales, la ley pide al Gobierno que ponga fin a las inspecciones de las instalaciones nucleares por parte de la ONU y exige que esas instalaciones «produzcan y almacenen 120 kilogramos al año de uranio enriquecido al 20%».
Esto choca frontalmente con los controles pactados con las grandes potencias en el acuerdo de 2015. Para los firmantes del acuerdo se trata de llamar al orden a Teherán. «Hay que decir directamente a los iraníes que dejen de infringir el acuerdo» indica un diplomático interrogado por la agencia AFP. Añade que se trata de no dejar pasar la ocasión de un retorno a las negociaciones diplomáticas con la llegada de Joe Biden a la Casa Blanca.
El presidente electo de Estados Unidos dijo que está a favor de una vuelta de su país al acuerdo si las autoridades iraníes «respetaban estrictamente» los límites impuestos a su programa nuclear. Pero Biden no ha revelado aún su estrategia en este aspecto.
En este contexto ya tenso, la ejecución el sábado en Irán del opositor Ruhollah Zam suscitó reacciones de indignación en todo el mundo occidental. En un discurso el lunes en Berlín, el jefe de la diplomacia europea Josep Borrell exhortó no obstante a proseguir el trabajo «para mantener el pacto con vida».
Por su lado, el presidente iraní, Hasan Rohani, opuesto al texto votado por los diputados conservadores de su país, subrayó su deseo de solucionar por la vía diplomática la crisis provocada tras la salida de Estados Unidos del acuerdo y recalcó que el cambio de presidente en la Casa Blanca representa una «ocasión» que no se debe desperdiciar.
En cuanto las sanciones económicas sean levantadas «volveremos también» a respetar «los compromisos que tomamos» entonces, declaró Rohani recientemente.