Se aplicó el cierre de todos los parques públicos, restaurantes, salones de belleza, centros comerciales y librerías
Irán anunció este domingo que volverá a imponer restricciones en las principales ciudades ya que la propagación de la variante Delta, altamente contagiosa, genera temores de una quinta ola de coronavirus. Después de más de un año luchando contra el peor brote de virus en el Medio Oriente, Irán ordenó el cierre de negocios no esenciales en 275 ciudades, incluida la capital, Teherán.
Asimismo, se aplicó el cierre de todos los parques públicos, restaurantes, salones de belleza, centros comerciales y librerías, una medida que se aplica a las zonas «roja» y «naranja» del país, o municipios clasificados como de alto riesgo de Covid-19, informó el medio saudita Al Arabiya.
El Gobierno también prohibió los viajes ciudades con altas tasas de infección. Estas nuevas restricciones están diseñadas para frenar la propagación de la variante Delta, detectada por primera vez en India y mucho más contagiosa que sus antecesoras.
El presidente Hassan Rouhani advirtió ayer que el país podría enfrentarse en los próximos días a una «quinta ola» de contagios, en un momento en que las autoridades sanitarias confirmaron más de 8.341 nuevos casos en las últimas horas.
Los informes de nuevos casos no cesaron de aumentar en las últimas semanas, casi duplicándose desde mediados de junio hasta principios de julio. Asimismo, unas 111 personas murieron a causa de la enfermedad en las últimas horas, según informó la vocera del Ministerio de Salud, Sima Sadat Lari, en el balance recogido por la agencia semioficial de noticias Tasnim.
El número de pacientes en estado crítico en los hospitales iraníes es ya de 3.207. Esta inminente nueva ola se produce cuando el despliegue de vacunas de Irán se retrasa, con menos del 2% de la población de 84 millones completamente vacunada, según la publicación científica en línea Our World in Data.
Irán administró alrededor de 6,3 millones de dosis hasta ahora. Estas vacunas provienen principalmente del extranjero, incluso de Covax, una iniciativa internacional de la Organización Mundial de la Salud (OMS) destinada a distribuir vacunas a países de ingresos bajos y medianos.
Irán compró 16,8 millones de dosis de vacunas a través del programa Covax, pero la entrega de una gran parte de esos fármacos se retrasó. El país también importó vacunas Sinopharm respaldadas por el Estado chino y la vacuna Sputnik V, del Instituto ruso Gamaleya.
Con vacunas extranjeras aún escasas, en gran parte debido a los obstáculos impuestos por Estados Unidos a través de sanciones, el país aceleró los esfuerzos para desarrollar sus propias vacunas. El mes pasado, las autoridades otorgaron autorización de uso de emergencia a la inyección de COVIran Barekat producida en el país, sin publicar aún datos sobre su seguridad o eficacia.
El líder supremo de Irán, Ali Jamenei, quien previamente advirtió contra la importación de vacunas estadounidenses y británicas en medio de una profunda desconfianza hacia Occidente, recibió la vacuna casera en la televisión estatal y alentó al público a seguir su ejemplo. Desde el inicio de la pandemia, Irán reportó un total de 3,2 millones de infecciones y 84.627 muertes, la cifra más alta de la región.