La relación entre roedores y felinos suele ser mala. Sin embargo, Shumai y Rizzo muestran que llevarse bien no es algo imposible
La amistad entre un gato y un ratón parece ser algo imposible. Los felinos suelen atacar a los roedores casi por instinto natural. Pero una historia en Lakewood, Estados Unidos, demuestra todo lo contrario.
Un felino de raza munchkin llamado Shumai, quien reside con sus dueños en la localidad estadounidense, tiene como mejor amiga a una rata de nombre Rizzo.
El pequeño roedor llegó a la vida del gatito de forma inesperada. Un día Tiffany Farrior, propietaria de la mascota, llegó a su tienda y encontró en ella a la rata de color blanco. “Estaba acurrucada en mi escritorio durmiendo cuando entré. Fui cautelosa cuando la levanté, sin saber si iba a morder, pero se arrastró hasta mis manos y brazos y se acurrucó justo encima”, contó la mujer, quien decidió adoptar al animal y llevárselo a casa.
Al llegar a su domicilio, Tiffany se sorprendió con la reacción de Shumai, ya que contrario a lo que temía, el felino no atacó al ratón, como lo habrían hecho por instinto otros de su especie. “Shumai se subió a mi regazo y casi se paró sobre ella tratando de oler mi cara como de costumbre. Una vez que la vio, ¡se tocaron las narices!”, añadió la estadounidense.
Desde entonces el gato y el ratón se hicieron inseparables. Incluso Rizzo, según cuenta su dueña, ha servido de gran ayuda para los problemas de salud de Shumai, quien sufre de dolores crónicos. La llegada del roedor le ha dado al felino paz y felicidad.