El Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) informó este viernes en Viena que Irán sigue cumpliendo por ahora las restricciones nucleares establecidas por el acuerdo firmado en 2015 con cinco grandes potencias, pese a haber anunciado hace tres semanas que abandona parte de sus obligaciones.
La República Islámica mantuvo desde el anterior informe de los expertos de la ONU -realizada el 22 de febrero- los niveles de enriquecimiento de uranio por debajo de los umbrales permitidos en pureza (3,67%) y cantidad máxima (300 kilos), señala el informe del organismo de seis páginas.
Sus reservas de agua pesada -prosigue- que sirve para llegar a plutonio (un material que puede ser utilizado para una bomba nuclear) sigue por debajo de las 130 toneladas permitidas por el llamado Plan Conjunto de Acción (PCA), firmada con el grupo 5+1 que integraban Estados Unidos, Rusia, China, el Reino Unido, Francia y Alemania. El informe, reproducido parcialmente por la agencia de noticias EFE, destaca de forma explícita que Irán «no ha enriquecido uranio por encima del 3,67%».
Ese nivel el uranio enriquecido sirve solo para fabricar combustible nuclear, con fines civiles y pacíficos, mientras que a partir de una pureza del 90% se puede aplicar con objetivos militares.
«A lo largo del período de informe las reservas totales de uranio enriquecido no superaron los 300 kilos», agregan los expertos del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA), encargados de velar por el cumplimiento del PCA. No obstante, Teherán aumentó ligeramente el nivel de sus reservas de uranio enriquecido, aunque dentro de ese máximo permitido, al pasar de 163,8 kilos en febrero a 174,1 el 20 de mayo febrero.
Irán también mantiene paralizadas las obras de su planta de agua pesada de Arak, mientras que la cantidad ese material almacenada se situó en mayo en 125,2 toneladas, un nivel similar al de febrero.
Por otra parte, Irán sigue aplicando de forma voluntaria, sin haberlo ratificado, el llamado «protocolo adicional» del Tratado de No Proliferación nuclear, que permite inspecciones sin aviso previo, incluso en instalaciones militares.
El presidente de Irán, Hasan Rohaní, había anunciado el pasado 8 de mayo, coincidiendo con el primer aniversario del abandono del acuerdo por parte de Estados Unidos, que su país no cumpliría algunos aspectos, si bien dio a las potencias 60 días para cumplir sus exigencias. Estas demandas están relacionadas con los beneficios económicos que Irán espera a cambio de reducir sus aspiraciones nucleares.
Sin embargo, ante la fuerte presión de Estados Unidos, que ha impuesto un embargo petrolero contra Irán, Teherán no ha visto los esperados alivios para su economía.
Washington se retiró de forma unilateral del acuerdo nuclear en 2018 e impuso nuevas sanciones contra la República Islámica, alegando que Irán no cumple el espíritu del acuerdo al seguir con un programa balístico y por su intervención en los conflictos de Siria y Yemen.