Según relevó el Fondo de Población de las Naciones Unidas, aunque la ablación se concentra en cerca de 30 países de África y Medio Oriente, es un problema universal
Según relevó el Fondo de Población de las Naciones Unidas, aunque la ablación se concentra en cerca de 30 países de África y Medio Oriente, es un problema universal
Naciones Unidas decidió que el 6 de febrero sea considerado el día de Tolerancia Cero a la Mutilación Genital Femenina (MGF), y pese a que muchos países han reducido esta práctica, más de 200 millones de niñas y mujeres en el mundo han sido víctimas de esta violación a los derechos humanos.
La mutilación las sufren las mujeres en algún momento de sus vidas entre la lactancia y la adolescencia y ocasionalmente en la edad adulta y se calcula que cada año más de tres millones de niñas están en riesgo de ser víctimas de esta práctica.
Circuncisión femenina, ablación o extirpación, son algunos de los términos utilizados para llamar a esta práctica, considerada por Naciones Unidas como una violación a los derechos humanos de las niñas y las mujeres.
La MGF está dividida en cuatro tipos: la denominada clitoridectomía (una resección parcial o total del clítoris o solo su prepucio); la resección parcial o total del clítoris y labios menores; el estrechamiento de la abertura vaginal que se sella al cortar los labios mayores cociéndolos; y la perforación, incisión, raspado o cauterización de toda la zona genital.
Según relevó el Fondo de Población de las Naciones Unidas (Unfpa) en un informe de 2019, aunque la ablación se concentra en cerca de 30 países de África y Medio Oriente, es un problema universal.
Se practica también en Indonesia, países asiáticos como India, Irak o Pakistán y en algunas comunidades indígenas latinoamericanas de Colombia, Perú y Ecuador, así como en poblaciones migrantes de América del Norte, Oceanía y Europa, pese a que en muchos de los países está prohibida por ley.
Aunque el apoyo de estas prácticas esté disminuyendo incluso en países donde su incidencia es casi universal, como es el caso de Egipto y Sudán, millones de niñas siguen expuestas a este riesgo.
El informe de Unfpa hizo hincapié en la diferencia existente entre la opinión personal sobre la mutilación genital y el arraigado sentido de la obligación social que favorece su continuación.
Pese a que los orígenes de estas prácticas no están claros, el organismo de Naciones Unidas consideró que son anteriores a la aparición del cristianismo y del islam, y que en los libros sagrados de estas religiones en ningún momento se estimula su realización, de hecho, si bien la mayoría de los países donde se lleva a cabo son musulmanes, otros son cristianos.
«En una fecha tan reciente como la década de 1950, la clitoridectomía se practicaba en Europa occidental y en los Estados Unidos para tratar lo que se percibía como una dolencia: la histeria, la epilepsia, los desórdenes mentales, la masturbación, la ninfomanía y la melancolía», reveló el informe.
Explicó además que las múltiples causas que circundan la ablación -higiénicas, estéticas, sanitarias, socioeconómicas- remiten, en definitiva, a una profunda desigualdad de género.
Esta desigualdad es la que lleva a las mujeres a carecer de acceso a la educación y de contención social para insertarse en el sistema laboral, y las convierte en dependientes.
Sobre estas imposiciones patriarcales se ciernen valoraciones estéticas, postulaciones supuestamente higiénicas y la superchería de que con los órganos sexuales mutilados, los hombres se asegurarán de la virginidad prematrimonial de «sus» mujeres y posterior fidelidad.
Nada más lejos de esto, la MGF aumenta los riesgos de hemorragias e inflamación de los tejidos genitales, genera infecciones como el tétanos, problemas urinarios, estado de shock seguido de muerte, aumenta el riesgo de complicaciones de parto y de mortalidad neonatal y, sobre todo, trastornos psicológicos, resumió el documento.
Una de las problemáticas para interrumpir estas prácticas es el miedo de hablar al respecto y un cambio de cosmovisión social.
Aunque la mutilación es una práctica que tiene más de mil años, Unicef aseveró que hay motivos para pensar que se puede acabar con ella en una generación, y la ONU consideró que podría erradicarse para el 2030.
La ONU adoptó el 6 de febrero como día de Tolerancia Cero a la Mutilación Genital Femenina, porque en esa fecha, en 2003, Stella Obasanjo, que fue primera dama de Nigeria, se convirtió en portavoz de la campaña contra la MGF e hizo pública una declaración oficial contra esta violación a los derechos humanos, durante la conferencia organizada por el Comité Inter-Africano en Prácticas Tradicionales que afectan a la Salud de Mujeres e Infancia.