El 1º de octubre de 1946, 12 ex jerarcas nazis fueron sentenciados a la horca por crímenes cometidos en la Segunda Guerra Mundial
Setenta y cinco años después del fin de los juicios de Nüremberg, el 1º de octubre de 1946, cuando 12 ex jerarcas nazis fueron sentenciados a la horca por crímenes cometidos en la Segunda Guerra Mundial, la humanidad aún lucha por evitar el genocidio de milllones de personas en varias partes del mundo.
El juicio contra los líderes del partido nacionalsocialista, del dictador alemán Adolf Hitler, se inició el 20 de noviembre de 1945, en la ciudad de Nüremberg, al sur de Alemania.
El tribunal internacional fue creado por las potencias vencedoras de la Segunda Guerra Mundial, que se libró entre1939 y 1945: Estados Unidos, Gran Bretaña, Francia y la ex Unión Soviética.
El Palacio de Justicia de Nüremberg fue escogido para estos juicios por tres razones. Una es que fue el lugar donde el partido nazi concentró la mayor cantidad de público durante sus grandes mítines. Otra, por ser el sitio donde se promulgaron las Leyes Raciales contra los judíos en 1935 y, al margen de los simbolismos, por ser el único edificio de este tipo que quedó intacto en Alemania tras los bombardeos de los aliados.
A las 14 horas y 50 minutos del 1º de octubre de 1946 comenzó la última sesión del juicio contra los ex jeracas nazis.
Los líderes que apoyaron al genocida alemán, a pesar de saber que el tribunal había aceptado por completo los argumentos de la fiscalía, albergaban alguna esperanza de que el fallo final mitigara su culpabilidad, según el sitio web Historia, del canal estadounidense National Geographic.
Para capturar y juzgar a los líderes del Tercer Reich, responsables del genocidio de seis millones de judíos y de más cinco millones de gitanos, discapacitados y homosexuales, según el diario español El Mundo, el ejército de EEUU puso en marcha la denominada «Operación Mondorf».
Pero una de las primeras trabas para juzgar a los criminales nazis fue que los juicios pudieran llevarse a cabo con plenas garantías de que los acusados serían sometidos a las leyes de los países en los cuales habían perpetrado sus delitos.
Sin embargo, Estados Unidos, Gran Bretaña, Francia y la ex Unión Soviética finalmente se erigieron como jueces y moderadores en representación del resto de países perjudicados.
De un total de 4.850 pedidos de procesamientos individuales que fueron solicitados, finalmente se acusó a 611 personas.
El tribunal definió los delitos de los acusados como crímenes contra la paz (planificar y declarar la guerra violando tratados); crímenes contra la humanidad (exterminio, deportación, genocidio) y crímenes de guerra.
Tres de los 22 imputados originales fueron absueltos, cuatro (entre ellos Karl Dönitz, gran almirante de la flota alemana y sucesor de Hitler tras su suicidio, y el arquitecto y ex ministro de Armamentos, Albert Speer) fueron sentenciados a prisión por períodos de diez a 20 años.
Tres de los procesados, incluido Rudolf Hess, exsecretario privado del führer, recibieron la sentencia de prisión perpetua.
Los doce inculpados restantes, entre ellos Wilhelm Keitel, Joachim von Ribbentrop, exministro de Asuntos Exteriores; Alfred Rosenberg, Arthur Seyssinquart y Julius Streicher, fueron sentenciados a la horca.
Hermann Göring, excomandante en jefe de la Luftwaffe, fue sentenciado a morir en la horca, pero se suicidó antes de la ejecución con una cápsula de cianuro.
Martín Borman, exsecretario de Hitler, fue condenado en ausencia.
Existe también una lista de exnazis que murieron antes de poder ser juzgados, entre ellos Joseph Goebbels, ministro de Propaganda, quien se suicidó en el búnker de Berlín, con su esposa Magda y sus seis hijos, y Heinrich Himmler, Reichsführer o capitán general de las SS.
Himmler, exjefe de la Gestapo (policía secreta del Estado), se suicidó tras ser capturado por una patrulla fronteriza inglesa.
Otros jerarcas nazis consiguieron eludir la justicia por algunos años, como el caso de Adolf Eichmann, arquitecto de la «solución final» contra los judíos, que huyó y fue capturado por un comando israelí en Argentina, en 1960, y trasladado al Israel, donde fue sentenciado a morir en la horca el 1 de junio de 1962.
Y otros nunca fueron atrapados, como el doctor Josef Mengele, que también se refugió en Argentina, en principio, y murió ahogado en una playa brasileña en 1979.