El 11 de febrero de 1990 "Madiba" dejaba la cárcel de Robben Island, donde pasó 27 años detenido. Conocé la historia de un hombre que se transformó en leyenda
El 11 de febrero de 1990 «Madiba» dejaba la cárcel de Robben Island, donde pasó 27 años detenido. Conocé la historia de un hombre que se transformó en leyenda
Tres décadas después de ser liberado tras pasar 27 años en prisión, el líder sudafricano Nelson Mandela se ha convertido en un modelo a seguir para las nuevas generaciones, que lo recuerdan por su lucha contra el «apartheid» (discriminación racial).
Admirado por distintos líderes mundiales, entre ellos el ex presidente estadounidense Barack Obama y el papa Francisco, Mandela estuvo alojado durante muchos años en una celda pequeña, donde solo tenía derecho a escribir dos cartas por año.
Pero luego de arduas negociaciones con el gobierno del presidente sudafricano, Frederik Willem de Klerk, el líder negro salió el 11 de febrero de 1990 de la cárcel de Robben Island, en Ciudad del Cabo.
Tres meses después viajó a Estados Unidos para conocer a Rosa Parks, la mujer que fue el detonante del movimiento en favor de los derechos civiles al negarse a ceder el asiento a un blanco en un ómnibús en Alabama.
Sin embargo, durante muchos años la Casa Blanca consideró al líder de la lucha contra el apartheid como un mero «terrorista».
Aun así, el asesinado líder negro Martín Luther King siempre estuvo interesado en el conflicto sudafricano y apoyó el primer pedido de libertad para Mandela en la década de 1960.
Nacido el 18 de julio de 1918 en Mvezo, un pueblo ubicado al sudeste del país, fue rebautizado con el nombre de Nelson. Pero luego sus compatriotas empezaron a llamarlo «Madiba», nombre de un jefe de la etnia thembu.
En 1942, se unió al Congreso Nacional Africano (CNA), una organización que luchaba contra el apartheid pero que con el paso de los años se transformó en un movimiento de liberación.
Mandela lideró los movimientos de la guerrilla que atacaban los puestos militares del gobierno blanco del Partido Nacional Sudafricano, que desde 1948 emprendió una política de discriminación racial contra la mayoría negra del país.
Tras ser acusado de traición y conspiración, fue condenado a cadena perpetua el 12 de junio de 1964.
En el «Juicio de Rivonia», Mandela dijo: «Durante mi vida he acariciado el ideal de una sociedad libre en la que todas las personas vivan en armonía con igualdad de oportunidades».
«Es un ideal que espero vivir para verlo realizado pero, si es necesario, es un ideal por el cual estoy preparado para morir», señaló.
Mandela fue condenado a cadena perpetua y enviado a la prisión de Robben Island. El preso número 46.664 era considerado una inspiración para sus compañeros.
Mandela y de Klerk, que ya habían recibido importantes distinciones internacionales, obtuvieron conjuntamente el Premio Nobel de la Paz en 1993, por «su trabajo para el final pacífico del régimen del apartheid y establecer los cimientos para una nueva Sudáfrica democrática».
El 10 de mayo de 1994, Mandela se convirtió en el primer presidente negro de Sudáfrica tras ganar las primeras elecciones democráticas y multirraciales, con el 62,65% de los votos.
Así, bajo su liderazgo, Sudáfrica empezó a cambiar vertiginosamente.
La creación de la Comisión de la Verdad y la Reconciliación, para investigar los crímenes a los derechos humanos cometidos por el apartheid, fue otro de los legados que dejó el ex presidente sudafricano.
Mandela nombró al frente de este organismo al Premio Nobel de la Paz, el obispo de Ciudad del Cabo Desmond Tutu.
«Sin perdón no hay futuro, pero sin confesión no puede haber perdón», sostuvo Tutu en un informe.
El 17 de julio de 1998, durante la presidencia de Mandela, Sudáfrica se convirtió en uno de los primeros países en firmar el Estatuto de Roma de la Corte Penal Internacional (CPI).
«Nosotros tenemos que asegurarnos que la CPI sea garantía de independencia, y que se otorguen los poderes adecuados», dijo Mandela.
La Comisión de la la Verdad y la Reconciliación generó algunas polémicas entre los sudafricanos, pero muchos analistas señalaron que contribuyó a la transición en Sudáfrica.
Durante la Copa del Mundo de rugby, en 1995, Mandela integró a las diferentes etnias del país en torno a un deporte del que en el pasado se habían apropiado los blancos.
La decisión del mandatario inspiró la película «Invictus», del afamado director de cine estadounidense, Clint Eatswood.
En 2004, el líder negro se retiró de la vida pública, tras sufrir de un cáncer de próstata. Nueve años después, el 5 de diciembre de 2013, falleció a causa de una afección pulmonar.
Pero hacía mucho tiempo que este guerrillero del CNA, que luego se convirtió al pacifismo, había llegado a ser un ejemplo de la reconciliación mundial para las nuevas generaciones que, a menudo, suelen citarlo por su lucha contra todo tipo de injusticia.