Las infecciones intrahospitalarias, causadas en gran parte por bacterias resistentes a los antibióticos, ya no son exclusivas de los establecimientos médicos, advirtió la Asociación Argentina de Microbiología (AAM), que señaló que «ya llegaron a geriátricos y hasta a pacientes internados en sus domicilios».
Este fue uno de los temas debatidos en el reciente VIII Congreso de la Sociedad Argentina de Bacteriología, Micología y Parasitología Clínica (Sadebac) -que forma parte de la AAM- y que genera preocupación en la comunidad científica, ya que «la tasa de resistencia a las moléculas con acción antibiótica de uso habitual es muy alta».
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS) cada año mueren unas 700.000 personas por la resistencia antimicrobiana (RAM), cifra que llegará a los 10 millones para 2050 «si no se toman medidas al respecto».
«Estas infecciones asociadas al cuidado de la salud, también llamadas intrahospitalarias, están íntimamente relacionadas con la utilización de dispositivos médicos con los que antes no contábamos», explicó a Télam el bioquímico y especialista en Bacteriología Clínica, Jaime Kovensky Pupko.
El experto y coordinador de la Subcomisión de Antimicrobianos de Sadebac señaló que «la medicina avanzó enormemente, por lo que ahora hay más pacientes con compromiso de su sistema inmune (trasplantados, oncológicos) expuestos a procedimientos invasivos, que conllevan el inevitable riesgo de contraer infecciones».
Asimismo, destacó que «uno de los temas que más preocupan es la baja tasa de adherencia al lavado de manos del personal de salud, que en Argentina no supera el 30%».
«El mayor problema del no lavado de manos es la transmisión de las bacterias de modo horizontal», coincidió la bioquímica Adriana Sucari, vicepresidenta de la AAM y presidenta de Sadebac.
Y agregó: «Médicos, enfermeros, kinesiólogos y todo el personal de salud que asiste a un paciente que es portador de alguna bacteria resistente, puede diseminarla al próximo paciente si no se higieniza las manos entre uno y otro».
Ambos especialistas coincidieron además en que es «fundamental» contener la tasa de infecciones asociadas al cuidado de la salud, que también se ven en hospitales de día, residencias para adultos mayores y pacientes con internaciones domiciliarias.
«Cada institución médica tiene que diseñar e implementar un programa de vigilancia que incluya la búsqueda de portadores de bacterias multirresistentes y la aplicación de precauciones para evitar la transmisión horizontal, que es aquella que se produce de un paciente a otro o a través de las manos del personal asistencial y del uso de objetos como estetoscopios y termómetros», sugirió Kovensky.