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Indiana Jones cumple 40 años desde su primera gran aventura en la pantalla grande


El filme llegó a las salas argentinas en1981 y se convirtió en el de mayor recaudación ese año

Mañana se cumplen 40 años del estreno en Estados Unidos de «Los cazadores del arca perdida», la película de aventuras protagonizada por el icónico arqueólogo y profesor universitario Indiana Jones que marcó la primera colaboración entre los realizadores Steven Spielberg y George Lucas y trascendió como el inicio de la una de las franquicias más populares de la historia del cine.

El filme, que llegó a las salas argentinas en diciembre de 1981, se convirtió en el de mayor recaudación ese año y en un clásico pochoclero instantáneo gracias a la destreza narrativa de Spielberg y a la carismática interpretación de Harrison Ford, acompañado por su característica fedora y látigo y una banda sonora compuesta por el legendario John Williams, que selló su marca con el inconfundible motivo musical que representa al intrépido protagonista.

La cautivante trama de esta primera entrega, que luego daría paso a otras cuatro cintas y a una quinta que se encuentra en etapa de producción, se sitúa en 1936, en plena época de expansión del nazismo y con su líder, Adolf Hitler, obsesionado por hallar el Arca de la Alianza, un milenario cofre que contenía los diez mandamientos y cuyos poderes sobrenaturales le permitirían eliminar a ejércitos enteros en un abrir y cerrar de ojos.

En ese marco, el gobierno de los Estados Unidos le encomienda al profesor Jones, que acababa de recuperar una figura dorada de un ídolo mitológico en un templo peruano, la difícil tarea de encontrar el preciado objeto antes de que caiga en manos de los alemanes.

A partir de ahí, y con la compañía de su ocasional interés amoroso -en este caso la temeraria Marion Ravenwood, encarnada por la actriz Karen Allen- «Indy» se lanza en un viaje por Nepal y la capital egipcia de El Cairo para terminar en una oculta isla en el Mar Egeo, donde se produce su triunfo final luego de una seguidilla de amenazas que le pisan los talones y varias capturas por parte de sus enemigos.

Sin embargo, el arca del título funcionó como una simple excusa para la construcción de este particular personaje y su desarrollo a través del sinfín de peripecias en las que se veía envuelto, en un ejercicio que demostró el potencial que la dupla Spielberg-Lucas tendría en el futuro de la industria.

Es que muy probablemente otro hubiera sido el relato y sus resultados sin la participación de estos nombres propios del cine, que decidieron unir lo mejor de sus habilidades, uno para contar historias y otro para hacerlas posibles, allá por fines de los 70.

Según contaron a lo largo de los años los directores en distintas entrevistas, esa asociación nació a raíz de una amistosa rivalidad surgida durante los respectivos rodajes de «Encuentros cercanos del tercer tipo» y de la épica «La guerra de las galaxias», que con sus estrenos en 1977 terminaron de consolidar a los entonces jóvenes cineastas como dos de las figuras más prometedoras de Hollywood.

Tras cosechar el éxito con esas cintas, ambos se encontraron durante unas vacaciones en Maui y ahí empezó todo: Lucas tenía hace tiempo en su cabeza a un tal «Indiana Smith» y Spielberg estaba interesado en filmar una película del también icónico agente inglés James Bond.

«Este personaje es aún mejor que Bond», le deslizó el creador del universo de «Star Wars» a su colega, y tras cambiarle rápidamente el apellido al arqueólogo, se pusieron manos a la obra para llevar a cabo su proyecto, aunque no sin dificultades por parte de los ejecutivos de los estudios involucrados, que miraban con malos ojos a Spielberg por sus conocidos excesos de presupuesto en las producciones que tenía a su cargo.

Pero a pesar de la desconfianza, «Los cazadores del arca perdida» no sólo fue concluida en tiempo y forma sino que recibió cinco estatuillas y otras cuatro candidaturas en los premios Oscar de ese año y terminó por ganarse definitivamente a la industria y a millones de espectadores alrededor del mundo: el resto, es historia.