Siempre según las comunicaciones de las mujeres arrestadas con sus familiares, el “jefe” los citaba en la plaza Bélgica de Rosario, a la vuelta de la sede de la PFA, y pedía 20.000 pesos a cada persona que quería ingresar un celular para su pariente detenido.
Un jefe de la delegación Rosario de la Policía Federal Argentina (PFA) aprehendido el jueves por presunto cobro de coimas a familiares de detenidos para permitirles ingresar teléfonos celulares y obtener otros beneficios quedó en libertad este viernes tras ser indagado por el juez de la causa, que ahora deberá resolver su situación procesal, informaron fuentes judiciales.
Se trata del subcomisario Guillermo Adolfo D., quien fue subjefe de la delegación local de la PFA y luego se desempeñó tomo titular de la Unidad Operativa de Investigaciones Especiales.
La causa que está a cargo del juez federal 3 de Rosario, Carlos Vera Barros, y el fiscal Claudio Kishimoto, quienes en el marco de la pesquisa dispusieron intervenir una línea telefónica, precisaron a Télam voceros del caso.
Desde ese número, su portador hablaba con una mujer que está detenida en la División Unidad Operativa Federal (DUOF) de la PFA rosarina, y de las conversaciones se desprendió el posible delito del jefe policial.
Según la investigación, hace un mes se registró una conversación entre la detenida y su madre.
“Escuchá ma, viste necesito esos cinco mil, no ¿viste? No se puede hablar mucho por acá”, dijo la detenida, a lo que su madre le preguntó para qué y la primera le respondió: “Para vivir bien”.
“¿Qué, hay que pagar?”, preguntó la mujer y quiso saber “qué es vivir bien”, por lo que su hija repuso: “Salir al patio, bueno un montón de cosas, pero no te puedo hablar por acá porque lo mandamos en cana al loco.»
De la conversación se estimó que la detenida debía pagar 5.000 pesos y que el receptor del dinero era “un cobani”, que en la jerga delictiva refiere a un policía.
Para los investigadores, el teléfono celular de la DUOF era utilizada por varias detenidas y de las escuchas surgió que quien percibía el dinero para “vivir bien” e ingresar teléfonos era un policía al que apodaban “viejo” o “jefe”.
Siempre según las comunicaciones de las mujeres arrestadas con sus familiares, el “jefe” los citaba en la plaza Bélgica de Rosario, a la vuelta de la sede de la PFA, y pedía 20.000 pesos a cada persona que quería ingresar un celular para su pariente detenido.
“Le tienen que dar la plata al viejo, al jefe le tienen que dar, me dijo en la plaza de a la vuelta”, se indicó en una de las escuchas incorporadas al expediente.
A su vez, el presunto arreglo de dinero por “beneficios” incluía “visitas especiales” y “salidas al patio” en cualquier horario.
En una de las comunicaciones, una presa le dijo a un hombre que “cuando venga el piola” le va a preguntar si los «deja meter un ratito al baño de acá al lado”, pero luego se quejó porque no les «pasa ni cabida (…) por el tema de las cámaras y todo eso”.
Según la investigación, el hombre le dijo que “capaz algún día se le ablanda el corazón”, a lo que la mujer respondió: “El bolsillo se le va a ablandar, está facturando como loco.»
Con esos datos, los investigadores solicitaron las grabaciones de cámaras de videovigilancia de un edificio cercano a la plaza Bélgica, que captó el paso a pie del subcomisario el día y hora establecido para encontrarse con los familiares de las detenidas.
Las cámaras internas de la PFA también lo muestran en distintos días hablando por varios minutos con las mujeres arrestadas en esa dependencia policial, precisaron las fuentes.
El jefe fue detenido en la tarde de ayer por personal de la propia PFA, pero de otra división, e indagado hoy por el delito de cohecho por el juez Vera Barros, confiaron los informantes.
Tras prestar declaración, y en función de la escala penal del delito y por entender que no existía peligrosidad procesal, el magistrado dispuso su libertad.