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Impulsan en la región el proyecto de «vivero inclusivo», con ejes en la naturaleza y la diversidad


Se trata de una iniciativa para abordar la discapacidad que surgió en Totoras y se fue extendiendo en distintas localidades. CLG habló con su impulsora, quien dio detalles del plan que están gestando en Rosario

Por Sofía Dalonse – CLG

Tras 12 años de funcionamiento, el proyecto de «Vivero Inclusivo» de Totoras apunta a seguir creciendo, expandirse a nivel regional e instalarse también en Rosario.

La iniciativa surgió en el año 2013 a partir de una necesidad en la comunidad, principalmente de familiares e instituciones vinculadas a la discapacidad con la idea de que ese colectivo de personas puedan contar con un espacio, un lugar de socialización al terminar la escuela. Así lo explicó Nadia, una de las impulsoras, quien dio detalles a CLG acerca de los inicios: «Allá por el 2013, se convocó al espacio donde trabajo, una cooperativa que se venía dedicando a la educación ambiental que cuenta con un predio familiar y ya funcionaban algunas actividades. Armamos un proyecto a través de una mesa de trabajo en la que participó la Municipalidad de Totoras, la escuela especial, grupos de padres y el centro de educación agropecuaria».

Según su relato, a partir de ese momento se armó el perfil y todo lo demás se fue gestando sobre la marcha; se configuró el espacio de trabajo, no sólo con personas con discapacidad, sino que se abrió un espacio que terminó siendo para toda la comunidad.

En este sentido, manifestó: «Hace casi 13 años que venimos laburando y logramos armar una feria donde participan propuestas artísticas de la zona, se suman feriantes y artesanos. La idea es que el trabajo junto a personas con discapacidad no sea no sea cerrado ni excluyente , sino que desde la especificidad que necesitan esas personas, también se pueda convocar a la comunidad a que sea parte, y desde esos espacios puedan aprender todos. Desde ese lugar, se configura la idea de convivir en diversidad, que viene siendo nuestro lema».

El proyecto es autogestionado, cuenta con un pequeño aporte de la Municipalidad de Totoras y lo demás lo obtienen a través de las ventas, las iniciativas que presentan con el equipo y las articulaciones con otras instituciones. «Es desafiante sostenerlo en estos momentos, pero a la vez gratificante porque se va generando una red solidaria maravillosa», destacó.

Y agregó: «No se trata de apuntar a un lugar excluyente para las personas con discapacidad, sino que sea un ámbito para que todas las personas puedan aprender a convivir en diversidad. También, incluimos la naturaleza y trabajamos desde la ecología».

Asimismo, remarcó que el proyecto de Totoras fue tomando una impronta regional y se hizo extensivo a pueblos de alrededor como: San Genaro, Lucio V López, Salto Grande, Serodino.

En la actualidad, están llevando a cabo diversas actividades: reciben escuelas y están participando de una una huerta que tiene una articulación con un bar de la localidad, la cual los convoca para trabajar allí; un proyecto que apunta a mayor escala y un desafío para que siga creciendo.

Por otra parte, comentó que están implementando una iniciativa en Rosario desde el año pasado en la Casona Cultural de ATE/CTA. Se trata de un vivero comunitario que están gestando en el patio de la misma: «La idea es que que sea un ámbito de participación de los otros talleres que funcionan en la casona. De a poquito estamos laburando toda la parte de producción de aromáticas, plantines de huerta, etc. Sabemos que es a largo plazo porque las iniciativas tienen su propio tiempo. La casa está ubicada a 200 m de Córdoba y Avellaneda, es un espacio súper estratégico y queremos aprovechar eso, hacer un laburo territorial».

En este sentido, comentó que desde hace dos años festejan allí el ritual de la Pachamama: «Son celebraciones muy hermosas que abren el espacio a la comunidad. Tenemos ganas de hacer a fin de año una feria e invitar a los otros talleres culturales. Participan chicos con discapacidad y también del ámbito de la neuro divergencia, quienes se acercan y aprovechan ese espacio de un modo productivo, pero sobre todo, terapéutico».

Según comentó, los lunes a la mañana están con este espacio con la idea de abrirlo, teniendo como prioridad recuperar el vínculo con la naturaleza y la tierra. En la misma línea, concluyó: «La idea es juntarnos y y reconectar con el eje en la diversidad, que en estos tiempos es un poco difícil encontrar estos modos de vinculación. Pensar que en la diversidad está la potencia, que las plantas y la naturaleza nos demuestran un aprendizaje a largo plazo y al futuro que queremos construir de a poco».