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Impactante último adiós a Isabel II del Reino Unido y el mundo


Fue sepultada este lunes en el castillo de Windsor luego de un fastuoso funeral que reunió a soberanos, príncipes y gobernantes del mundo y a una multitud de británicos

Isabel II del Reino Unido fue sepultada este lunes en el castillo de Windsor luego de un fastuoso funeral que reunió a soberanos, príncipes y gobernantes del mundo y a una multitud de británicos que se apiñó en las calles de Londres para despedir a una reina que marcó una era con sus 70 años en el trono.

Al caer la tarde, en una ceremonia privada reservada al heredero al trono, el rey Carlos III, y el resto de sus familiares más cercanos, la reina fue enterrada en una pequeña capilla del castillo donde descansan sus padres y las cenizas de su hermana Margarita, llamada Memorial Jorge VI.

Más temprano, al término de una misa íntima en la Capilla San Jorge, una iglesia gótica del siglo XV situada también en los terrenos del castillo de Windsor, el féretro de la monarca fue descendido a la cripta donde reposan una larga lista de reyes británicos.

Los restos de su esposo, el príncipe Felipe, serán sepultados junto a ella, trasladándolos también desde la cripta, donde fueron descendidos tras su muerte en abril de 2021.

Unos 800 invitados, incluidos empleados de la difunta reina, asistieron a este último oficio religioso en que el lord chambelán, funcionario de mayor rango de la casa real, rompió su «vara de mando» y la colocó sobre el ataúd, marcando el fin del reinado de Isabel II y de un capítulo de la historia británica.

La corona imperial, el orbe y el cetro, emblemas de la monarquía que cubrían el ataúd, fueron retirados y colocados sobre el altar.

La monarca que más tiempo estuvo en el trono británico murió el 8 de este mes a los 96 años tras un largo reinado que dio estabilidad al Reino Unido en un turbulento siglo XX marcado por la desaparición del Imperio Británico al ritmo del proceso de descolonización posterior a la Segunda Guerra Mundial.

La reina conoció a 15 primeros ministros británicos, incluyendo a la actual Liz Truss, y algunas de las más célebres personalidades del ámbito político, artístico y religioso del mundo. Con apenas 25 años, II llegó al trono en 1953, en un Reino Unido aún sumido en la posguerra mundial y despojado de su antigua hegemonía política y comercial, y se marchó en el 2022 de la pospandemia de coronavirus y el Brexit.

La impactante jornada de sus funerales y sepelio comenzó bien temprano, cuando las puertas del edificio del Parlamento se cerraron a los cientos de miles de personas que durante varios días hicieron colas de varios kilómetros para pasar frente a su féretro, con esperas de hasta 17 horas.

En un país conocido por la pompa y la ceremonia, el primer funeral de estado desde el del ex premier Winston Churchill abundó en espectáculo: antes del servicio religioso funerario en la Abadía de Westminster, al lado del edificio del Parlamento, una campana sonó 96 veces, una vez por minuto por cada año de vida de Isabel.

Luego, 142 marineros de la Royal Navy usaron cuerdas para tirar del carro de armas que llevaba su ataúd a la abadía. Los portadores del féretro lo llevaron al interior de la iglesia gótica, donde aguardaban unas 2.000 personas, desde líderes mundiales hasta trabajadores de la salud.

El ataúd de la monarca salió de la abadía tras el servicio fúnebre, envuelto en banderas y coronado por la Corona Imperial de Estado, y fue trasladado a un afuste -un carro para cañones- tirado por decenas de marineros, para dar comienzo a la procesión que la llevó a través de Londres hacia el castillo de Windsor, a unos 40 kilómetros.

El feriado nacional decretado para la jornada fue respetado a rajatabla, y en Londres no se veía ni siquiera un pub abierto. Cientos de miles de personas llenaron las calles de la capital para ser testigos de la historia.

Al funeral asistieron también más de 500 dignatarios, incluidos los ex primeros ministros del Reino Unido y Truss, así como el presidente estadounidense, Joe Biden, el presidente francés Emmanuel Macron y el brasileño Jair Bolsonaro de Brasil, el primer ministro de Canadá, Justin Trudeau, y la primera dama de Ucrania, Olena Zelenska, entre otros, en lo que fue la mayor reunión de líderes mundiales en años.

En representación de Argentina estuvo el embajador Javier Figueroa.

También estuvieron miembros de muchas familias reales europeas, incluidas Bélgica, los Países Bajos, España y Dinamarca, así como el emperador Naruhito de Japón.

Durante la ceremonia, los aproximadamente 2000 asistentes, encabezados por Carlos III y otros miembros de la familia real, guardaron dos minutos de silencio, también observados en todo el Reino Unido, antes de cantar el himno nacional.

El servicio fue dirigido por el decano de Westminster, David Hoyle, mientras que el sermón estuvo a cargo del arzobispo de Canterbury, Justin Welby, líder de la Iglesia Anglicana, de la que el rey de Inglaterra es cabeza desde la ruptura con el Vaticano en el siglo XVI.

Un Carlos conmovido hasta las lágrimas, dejó una tarjeta escrita a mano encima de una corona flores sobre el ataúd de la reina que decía simplemente, «En amoroso y devoto recuerdo. Carlos R», de Rex, o rey.

Al finalizar el funeral, el cortejo con el féretro recorrió las calles de Londres hasta el arco de Wellington, en Hyde Park Corner, ante una multitud apostada que entre aplausos y lágrimas arrojaban flores a su paso.

La procesión era seguida por Carlos III, sus hermanos Ana, Andrés y Eduardo, así como sus hijos el príncipe Guillermo y su hermano Enrique.

Tanto Carlos como otros miembros de la realeza, incluida la princesa Ana y Guillermo, vestían un uniforme militar.

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Andrés, quien fue despojado de los títulos reales tras su vinculación con un escándalo sexual de abuso de menores, y el príncipe Enrique, que abandonó sus deberes reales luego de casarse con la actriz estadounidense Meghan Markle, no usaron los atuendos militares.

Los policías de la Real Policía Montada de Canadá y cuatro representantes del Sistema Nacional de Salud conocido como NHS, también fueron parte de la procesión al finalizar el funeral.

Entre ellos se encuentra May Parsons, que administró la primera vacuna contra el coronavirus 2020.

El féretro había llegado a la abadía por la mañana luego de ser despedido a lo largo de diez días en capillas ardientes montadas en diversas locaciones.

El cortejo fúnebre también fue escoltado por Carlos y los miembros de la familia real, 142 marineros de la Marina Real, una tradición que se remonta al funeral de la reina Victoria en 1901, y 200 gaiteros y tamborileros de los Regimientos Escocés e Irlandés, la Brigada de Gurkhas y las Fuerzas Armadas.

Más de 10.000 policías y militares custodiaron el funeral.