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Humo que irrita las vías respiratorias y el humor de la gente que está harta


Foto: Juan José García

Editorial CLG

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Dos cosas se confabulan para que el humo proveniente de las islas causen un perjuicio enorme a los vecinos de Rosario y de localidades vecinas: la repudiable actitud de los autores materiales e intelectuales de las quemas y la mediocridad e inacción de todos los funcionarios a quienes, de una u otra forma, les compete poner punto final a esta situación escandalosa. La pregunta que se hacen muchos por estas horas es: ¿de veras que luego de tanto tiempo de quemas y humaredas no se puede acabar con esta situación?

Es conocido aquel axioma que dice que los derechos de unos terminan exactamente donde comienzan los derechos de otros; y aquí claramente hay derechos pisoteados, son los derechos de vecinos que no pueden respirar por la contaminación del aire. Muchos de tales vecinos sufren problemas respiratorios crónicos y esta humareda atenta contra su salud ya de por sí delicada. En realidad, el humo atenta contra la salud de todos.

¿Ninguna autoridad nacional, provincial, municipal o de Poderes Judiciales (plural) pueden poner fin a esta barbaridad? ¿Los operativos con hidrantes van a solucionar la situación acaso? Todo esto es una verdadera vergüenza que pone al descubierto una triste realidad argentina: el imperio de la impunidad, de valores muertos y sepultados, de mediocridad, de desquicio y de extraordinaria indiferencia por el bien común.

Algunas autoridades se van en exclamaciones y comentarios que son puro cuento para el marketing político que a estas alturas, por supuesto, pocos compran; pero mientras tanto los vecinos siguen siendo víctimas del humo y solo tienen como vía de escape, como vana consolación y descarga emocional a las redes sociales que muestran hoy, una vez más, la justificada indignación para un asunto exasperante. Una verdadera vergüenza.