Luego de respaldar públicamente a sus trabajadores en medio de la pandemia de coronavirus, desestimó las críticas de un sector del empresariado nacional que llamó a una rebelión fiscal
El dueño de la tradicional empresa de alfajores Guaymallen, Hugo Basilotta, salió a diferenciarse de otras empresas al asegurar que seguirá pagando los «salarios completos» en tiempo y forma a sus empleados trabajen o no, y cuando la pandemia de coronavirus quede superada, tomará «otros 100» operarios.
«Llegó el momento de perder», dijo Basilotta -quien suele emitir opiniones de alto tono y no exentas de polémica- en alusión al sector empresarial de la Argentina.
«Guaymallen no despedirá a ninguno de nuestros 200 operarios, les pagaremos todo su salario, trabajen o no, y cuando termine esta pandemia, abriremos nueva planta, y tomaremos 100 más», enfatizó el empresario.
Lo hizo al apelar de nuevo a las redes sociales, donde tiene más de 93 mil seguidores en twitter con su cuenta @nhbasilotta.
Antes de la pandemia, la empresa producía más de dos millones de alfajores por día en dos plantas ubicadas en los barrios porteños de Liniers y Mataderos, y tenían tanta demanda que estaban atrasados con las entregas.
El año pasado puso en marcha un proyecto para abrir otra planta en la localidad bonaerense de Spegazzini, donde prometió contratar a 100 empleados, la mayoría vecinos de la zona.
Ese proyecto, según explicó Basilotta, continúa, e incluye una inversión que ronda los 3 millones de dólares.
Basilotta advirtió que despedir personal es «lo último que tiene que hacer un verdadero empresario, nunca despedir a sus trabajadores».
Además, en declaraciones publicadas por el diario BAE, dijo que «llegó el momento de perder, hay que saber perder en la vida y estamos preparados, esa es la realidad, se enoje quien se enoje».
Basilotta rechazó también cualquier posible «rebelión fiscal», al señalar que «no se puede hacer una rebelión de nada», ante versiones que circularon sobre posibles negativas a afrontar el pago de impuestos por parte algunos sectores empresariales, si la crisis sanitaria perdura.
«Me gustaría ver los pasaportes y todas las propiedades que tienen muchos de los que se quejan», desafió.
Sostuvo que los empresarios «siempre tienen que tener reservas para dar el ejemplo. Una empresa es como una familia, si entran 10 y gastas 11, te va a ir mal».
«Si a nosotros en Guaymallen nos entran 100 de ganancia, reinvertimos 70, gastamos 20 y guardamos 10 para cuando viene algo inesperado o una economía mala», dijo.
Guaymallen debió cerrar en forma temporal su planta desde el comienzo de la cuarentena.
Además, tiene pendiente la recepción de maquinaria desde Italia, frenada por la crisis sanitaria, para la reapertura de la fábrica de Spegazzini.
«Nos toca aguantar y no puedo exponer a los 200 trabajadores a que se enfermen», explicó.
Reconoció que «los argentinos la vamos a pasar mal todos, faltará un largo tiempo para recuperarnos», pero dejó un mensaje de optimismo: «Argentina ha salido de muchas crisis, hay que tener esperanza y cuidar la vida, y el Estado está ayudando».
Como curiosidad, la presidenta y heredera de la tradicional compañía de alfajores fundada en 1945 se llama Cristina Fernández -como la vicepresidenta de la Nación- y es la esposa de Basilotta.