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Horror en España: Tomás Gimeno fue a visitar a sus padres con los cuerpos de sus hijas en el auto


El asesino pasó por su casa paterna a dejar a su perro y las tarjetas de crédito. Todavía sigue desaparecido, además de su hija menor

La isla de Tenerife sigue conmocionada por las nuevas revelaciones en el macabro caso de Tomás Gimeno, el hombre que mató a sus dos hijas en venganza contra su ex pareja. De acuerdo a la investigación que llevan adelante las autoridades en España, tras cometer el crimen, el asesino fue a la casa de sus padres para dejarles al perro, unas tarjetas de crédito y sus claves bancarias, y lo hizo con los cadáveres de las dos niñas en el baúl de auto.

Anna, de 6 años, y Olivia, de 1, desaparecieron el pasado 27 de abril con su padre, después de que este no las devolviera a la madre, Beatriz Zimmerman, como tenían pactado.

Gimeno fue visto por última vez en la marina de Santa Cruz de Tenerife, la más grande de las Islas Canarias, cargando su lancha con varias bolsas y llegó a zarpar hasta en dos ocasiones, aunque nunca fue visto con las nenas. Al día siguiente, la embarcación del hombre fue localizada vacía, a la deriva y sin ancla enfrente del puerto.

Esta semana, un juzgado de la isla española ordenó el cese de la búsqueda en el mar de Tomás Gimeno y de su hija Anna, de 1 año, a quien presuntamente asesinó junto a su hermana Olivia, de 6, y arrojó al agua antes de suicidarse.

Desde hace un mes, un buque oceanográfico rastreaba las áreas en las que se encontró el cadáver de Olivia, el pasado 11 de junio, y la zona en la que se perdió la señal del teléfono móvil de Gimeno con la esperanza de localizar el cuerpo de Anna y de su supuesto asesino.

La decisión del juzgado de Violencia sobre la Mujer que instruye el caso entiende ahora que las labores de búsqueda han dado todos los frutos que la tecnología ha permitido, pero la orografía del fondo marino donde debería continuar es inabordable e inaccesible.

Fruto de esas labores en este tiempo se han producido varios hallazgos, entre ellos el cuerpo de la pequeña Olivia a una profundidad de 888 metros dentro de una bolsa de deporte unida a un ancla.

El 21 de junio se localizó una botella de aire comprimido portátil, usada para practicar submarinismo, a una profundidad de 1.331 metros, y ese mismo día el buque encontró una segunda botella idéntica a la anterior, a la misma profundidad.

Se buscó también el cinturón de plomos, con el que supuestamente Gimeno pudo hundirse, pero no pudo hallarse.

El informe presentado al juzgado por los responsables del buque concluía que los trabajos que debía emprender ahora era “completamente inabordable”, dada la profundidad de la zona.

La jueza a cargo del caso confirmó días atrás las sospechas que rodean al expediente desde el principio: Tomás Gimeno armó un plan para asesinar a sus hijas con el propósito de hacer sufrir a Zimmerman.

“Les dio muerte de forma planificada y premeditada para provocar un inhumano dolor a su expareja, el mayor sufrimiento que jamás pudo imaginar”, afirmó la magistrada.