Decenas de miles de personas conmemoraron este sábado en las calles de Hong Kong el quinto aniversario del fin de la llamada «Revolución de los Paraguas». La protesta prodemocrática registró enfrentamientos aislados entre agentes de policía y algunos manifestantes.
Minutos antes de la hora prevista para el inicio del acto en el céntrico Parque Tamar se habían registrado disturbios. Hubo ataques contra los cordones policiales que lanzaron gas pimienta. Asimismo, cientos de manifestantes levantaron barricadas y bloquearon alguna de las principales calles de la ciudad.
Terminado el acto, la Policía recurrió a uso de cañones de agua para dispersar a los manifestantes, que lanzaron ladrillos. Además, según la Policía de Hong Kong, «radicales lanzaron cócteles molotov a las oficinas del Gobierno», informó la agencia de noticias EFE.
Sin embargo, la protesta transcurrió de manera pacífica en el recinto del mitin, con los asistentes vestidos del ya tradicional color negro del movimiento pro democrático. El acto fue convocado por el Frente Civil de Derechos Humanos (CHRF), ONG responsable de las manifestaciones más multitudinarias hasta la fecha de oposición a la ya retirada propuesta de ley de extradición que habría permitido a hongkoneses ser procesados en la China continental.
En 2014, durante la «Revolución de los Paraguas», los manifestantes pedían la introducción del sufragio universal para elegir al jefe del Ejecutivo local, una de las cinco demandas que aún hoy tiene el movimiento prodemocrático, y que incluyen también una investigación independiente sobre brutalidad policial o la amnistía a los arrestados, entre otras.
El próximo martes, 1 de octubre, podría ser el día grande: mientras en la China continental se celebrará por todo lo alto el septuagésimo aniversario de la fundación de la República Popular, el Frente Civil de Derechos Humanos ha convocado varios mítines y una marcha de oposición al autoritarismo del régimen comunista. No obstante, la Policía no ha autorizado estas protestas alegando motivos de seguridad y orden público, y el próximo lunes la justicia hongkonesa se pronunciará sobre la apelación del Frente.
En cada ocasión que la Policía ha denegado una autorización a las manifestaciones, la gente ha seguido saliendo a la calle de manera espontánea y muchas de estas protestas improvisadas han terminado con enfrentamientos entre los agentes de policía y algunos manifestantes violentos.
Las protestas, que se convirtieron en masivas en junio a raíz de una polémica propuesta de ley de extradición, se han sucedido durante más de 100 días en la región administrativa especial y han mutado hasta convertirse en un movimiento que busca una mejora de los mecanismos democráticos que la rigen y una oposición al autoritarismo de Beijing.