Con perspectiva de apertura para el mes de diciembre, voluntarios de la asociación Padre Misericordioso llevan adelante una colecta solidaria para poner en condiciones el emblemático edificio de la iglesia de Laprida y Gálvez
Por Diego Carballido
El trabajo incesante de los voluntarios integrantes de la asociación Padre Misericordioso logró poner en condiciones el emblemático edificio del barrio Tablada, ubicado en la iglesia de Laprida y Gálvez, donde funcionará el proyecto del Hogar Buen Pastor.
La pandemia postergó algunos de los plazos trazados para la apertura, pero con la firme convicción de poder albergar a personas en situación de calle a partir del mes de diciembre, el grupo de voluntarios que conforman la asociación llevan adelante una colecta solidaria para poder obtener los elementos necesarios que le permitan funcionar como refugio nocturno y una “casa de medio camino”.
Guillermo Rodríguez es voluntario y coordinador del área de infraestructura en Padre Misericordioso. En diálogo con CLG, detalló los alcances del proyecto denominado Hogar Buen Pastor e invitó a la comunidad a colaborar con esta iniciativa que promete convertirse en el primer refugio para personas en situación de calle abierto durante todos los meses del año.
«Tenemos un proyecto donde funciona un área pastoral, pero también un espacio destinado a la parte social. Allí se va a integrar un refugio nocturno para la gente en situación de calle que va a funcionar los 365 días del año, una casa de medio camino destinada a los jóvenes que terminen su tratamiento por adicciones y puedan permanecer hasta que se vuelven a insertar y también estamos comenzando a trabajar en un centro de día que va a incluir un Eempa, donde se puedan terminar los estudios secundarios, y un centro de vida donde se va a trabajar el tema de las adicciones junto con talleres de capacitación en algún oficio, que a su vez se va a articular con el Eempa», detalló Rodríguez.
https://www.facebook.com/ComunidadDelPadreMisericordioso/posts/2903617163073130
«Si Dios quiere el 8 de diciembre vamos a hacer la apertura del refugio», adelantó el integrante de Padre Misericordioso y explicó que se trata de la materialización de un arduo trabajo de recuperación que comenzó en marzo del año pasado, donde el edificio estaba “abandonado, sin los servicios de luz ni agua” y que “de a poco, gracias a las donaciones y al Arzobispado de Rosario” se pudo recuperar.
«El año pasado hicimos una primera etapa, pero recuperar cada espacio lleva tiempo porque la iglesia hacía 14 años que estaba cerrada y el sector del refugio hacía 25 años que no abría sus puertas», contó Rodríguez y agregó: «Tenemos todos los esfuerzos dirigidos a su apertura en diciembre, aunque nuestra intención era hacerlo antes pero la pandemia retrasó todo. Porque la obra estuvo dos meses parada y luego comenzó a trabajar de manera paulatina».
«Gracias a las donaciones ya tenemos los muebles, pero estamos necesitando colchones, almohadas, sábanas, frazadas y todo lo relacionado con la vajilla para poder albergar a unas 72 personas en el refugio y unas 30 en la casa de medio camino. Esa es la capacidad máxima, pero iremos abriendo por etapas porque también dependemos de la cantidad de voluntarios», compartió Rodríguez y respecto a la forma de colaborar con este proyecto agregó: «A través de la asociación civil Padre Misericordioso tenemos abierta una caja de ahorro donde se puede depositar dinero y también aceptamos donaciones de materiales pero remarcamos el hecho de que se encuentren en buen estado de conservación».