El juego de cartas cuenta con minibiografías de 80 personalidades destacadas por romper los cánones de su época
Por Ornella Rapallini – Télam
La propuesta lúdica «Históricas» propone visibilizar a las mujeres y diversidades en la historia y aprender en familia sobre las luchas feministas con las que se alcanzaron los actuales derechos, a través de un mazo de cartas con minibiografías de 80 personalidades destacadas por romper los cánones de su época «y por haber conseguido derechos alcanzados luego de la pelea de muchas otras mujeres, que lo hicieron antes», remarcó Georgina Sticco, una de las creadoras de este juego.
Activistas, artistas, científicas, deportistas, escritoras, guerreras, pioneras y políticas son las categorías con las que distinguieron a las protagonistas del mazo, creado este año por la ONG Grow Género y Trabajo, que permite elegir por cuatro juegos diferentes aptos para todas las edades: «La máquina del tiempo», «Memotest feminista», «O ganamos todes o no gana nadie», y «Quién es quién».
El mazo incluye, también, cartas con información sobre «movimientos históricos», «eventos que marcaron la historia», «legislaciones» que significaron hitos, y «barreras en la historia».
«Hay temas que parecen nuevos, pero las mujeres los vienen discutiendo hace muchos años y el poder las invisibilizó y las ocultó durante mucho tiempo», contó a Télam una de las creadoras de «Históricas», Georgina Sticco, también directora y co-fundadora de Grow.
«Cuando un derecho se consigue hay una historia detrás de cientos de años en los que otras mujeres pelearon por eso. A veces tendemos a pensar en la última que lo logró, pero detrás está la pregunta de cuántas hubo antes, en cuántas otras regiones. La parte histórica es fundamental para crear más conciencia», agregó.
A partir los talleres de formación que brindan desde Grow, detectaron que «las personas, en general, no tienen mucha conciencia del pasado, ni de cómo conseguimos los derechos que tenemos hoy», dijo Sticco al explicar cómo surgió la idea de Históricas.
«A veces no somos conscientes de que quizás nuestras abuelas votaron los últimos años de su vida o nunca votaron. Son derechos nuevos y así también se pueden quitar», advirtió.
Además, la directora se refirió al «androcentrismo» en el que vivimos, «donde parece que las mujeres nunca existieron hasta el siglo XIX y, ‘de repente empezaron a aparecer’, pero las mujeres hicieron cosas en toda la historia», subrayó al destacar la importancia de la propuesta.
Para elegir a las personalidades que aparecen en el mazo tuvieron en cuenta a quienes tuvieron «una vida feminista», mujeres que sin ser conscientes de ello rompieron los cánones de su época, y a «las activistas», que comenzaron por reconocerse a sí mismas y al colectivo como «sujetas de derecho» y que lucharon para que otras mujeres adquirieran otros derechos, precisó.
En las cartas aparecen, entre otras, la activista y socióloga brasileña que fue asesinada mientras ocupaba un cargo de concejala, Marielle Franco; la activista indígena ganadora del Premio Nobel de la Paz, Rigoberta Menchú, de Guatemala; y la activista travesti de la Argentina impulsora de la Ley de identidad de Género, Lohana Berkins.
Entre las políticas incluyeron a la primera mujer en ocupar el cargo de primer ministro en un país musulmán, Benazir Bhutto de Pakistán, quien dirigió a su país en dos períodos y fue asesinada durante su campaña política; y a la escritora, dramaturga y filósofa, Olympe de Gouges, de Francia, quien fue la autora de la Declaración de los Derechos de la Mujer y de la Ciudadana y murió guillotinada, entre otras.
Entre las guerreras figuran Juana Azurduy, que comandó batallas de la independencia hispanoamericanas por la emancipación del Virreinato del Río de la Plata; también la militar afrodescendiente que participó de la guerra de Independencia convirtiéndose en capitana y sargento mayor, María Remedios del Valle; y la guerrera Zhao de Pingyang de China, que llegó a comandar a 70 mil soldados, logrando numerosas victorias.
Con el mazo se puede jugar a «La máquina del tiempo», un juego de competencia de dos a cuatro jugadores, que tiene como fin que cada persona arme su propia línea de tiempo con personalidades y hechos que le tocan por azar, sin mirar los años de los eventos.
También se puede jugar a «Quién es quién», de forma competitiva o de a grupo de dos o más personas, con el objetivo de adivinar, con la menor cantidad de pistas posibles, sobre quién habla cada carta y, mediante un sistema de puntos establecido, gana quien suma primero 30 puntos.
Además está el juego colaborativo «O ganamos todes o no gana nadie», de dos o más jugadores, que es por niveles y, en cada nivel se da una carta más a cada jugador. El objetivo es bajar todas las cartas de a una, desde la que tiene la fecha más lejana en la historia hasta la más cercana, realizando todo el proceso en silencio.
Por último, se puede jugar al «Memotest Feminista», un juego de competencia, de dos a cuatro jugadores, que tiene como fin juntar la mayor cantidad de pares de cartas, agrupando a las personalidades según la categoría a la que pertenecen.
Entre los movimientos históricos que aparecen en el mazo, se destacan el de las Madres y Abuelas de Plaza de Mayo en la Argentina en 1977; #MeToo internacional de 2017; las huelgas de las mujeres en el sector textil en Estados Unidos en 1857; movimiento del espíritu libre en Francia del siglo 12 al siglo 16 y Ni una menos en la Argentina en 2015, entre otros.
«También hay otro tipo de cartas que son las barreras en la historia, pensamientos que regían en determinadas épocas que pensaban a las mujeres como ‘débiles’, que no tenían derechos o que no podían», explicó Sticco.
En este sentido, incluyeron la ‘caza de brujas’ en Europa; la Antigua Grecia, donde las mujeres no eran ciudadanas, no podían participar en política o la esterilización forzada de 300.000 mujeres en Perú entre 1995 y 2000, entre otras barreras.
En la misma línea que esta propuesta, existen otras cartas que tienen como objetivo abolir estereotipos, tales como como «Iguales y diferentes», «La edad del pavo», y «Cíclique», entre otros, de la editorial Poner en Juego.
También la propuesta de publicitarias.org, una comunidad de mujeres que trabajan en publicidad, marketing, diseño y comunicación, que crearon tarjetas con el fin de «promover la diversidad», en las que plantean preguntas para repensar la comunicación de productos y servicios con perspectiva de género.