La institución fundada en 1922 por ceramistas en barrio La Cerámica (distrito Norte) fue recuperada por vecinos, quienes proyectan cambiarle la fisonomía
El Club Atlético Centenario tuvo luz propia en su momento. Fue una especie de faro de referencia para un sector de barrio La Cerámica, ubicado en la zona norte de Rosario. El espacio nació merced a la iniciativa de trabajadores de Cerámica Alberdi, quienes buscaban un punto de encuentro para socializar tras la jornada laboral. Fue así que el 22 de junio de 1922 cobró vida oficialmente en Gallo 1569. En los últimos años sufrió una degradación institucional que derivó en la reacción de un grupo de vecinas y vecinos, quienes con tenacidad y firmeza asumieron en la gestión. El equipo de dirigentes trabaja incansablemente para cambiarle la fisonomía al club. Uno de los retos a corto plazo es que todos los vecinos y vecinas comulguen bajo el mismo techo del club conocido como azulgrana.
La historia marca que el 14 de junio de 2022 no fue una fecha más en el calendario del club Atlético Centenario. “Ese día reabrimos las puertas. Fue mucha emoción. Mucho esfuerzo”, comentó Mariana Magrini, quien asumió “la presidencia del club luego de juntarnos, debatir, programar y consensuar muchas cuestiones de fondo”.
Una mujer de la casa
“Cuando era chica vivíamos en Alberdi y mi papá venía a jugar a las bochas acá. Así que pasé mucho tiempo en este espacio. No es que volví, en realidad nunca me fui. O mejor dicho, jamás nos fuimos porque mi padre siguió teniendo la fábrica de mesas y sillas de caño en esta zona. Siempre estuvimos en el radio del club, además de que vivimos desde hace 22 años a tres cuadras del Centenario”, describió –con cierta emoción– Magrini.
La presidenta comentó cómo fue que surgió la chance de recuperar el espacio: “Un día estábamos almorzando en familia y salió el tema de que esto estaba cerrado. Que no podía pasar eso. Así que nos propusimos juntarnos con los vecinos y la gente que venía a la institución de chico con la intención de reabrir las puertas”, remarcó.
“El club estaba acéfalo. Solo funcionaba el bufet, pero no había actividades. El bar en realidad servía para pagar los costos fijos de los servicios. Por suerte coincidimos rápido y nos reunimos para reabrir la institución. Y acá estamos, firmes y con ganas de crecer como nos fijamos cuando asumimos el 14 de junio del año pasado”, deslizó.
La máxima autoridad también confesó que “este es un barrio de gente humilde, donde hay un montón de chicos que necesitan tener un punto de encuentro en un ámbito deportivo y sano. Si bien cada uno de los que estamos como directivos tenemos nuestros respectivos trabajos, también es verdad que luego venimos y tratamos de mejorar el club día a día”.
“Tanto mi mamá como mi papá me enseñaron a valorar y a disfrutar de la vida social que te brinda el club. De chica iba a Sportivo Federal porque vivía cerca, pero el Centenario es especial”, afirmó.
Mariana no dudó en remarcar que “esto representa muchas cosas a nivel personal. Sobre todo porque siento que teniendo las puertas del Centenario abiertas, mantenemos vivo al barrio. Además, es como potenciar la unión deportiva e institucional con mi papá. Sinceramente, el club es todo para nosotros en realidad”, cerró.
Va creciendo
Centenario reabrió para celebrar los 100 años. “Fue fundado por los ceramistas de la empresa Cerámica Alberdi, que a su vez colaboró de manera desinteresada para hacer las obras edilicias que tanto necesitamos en la actualidad”, dijo Mariana.
El pasado marca que el club supo tener en las calles Unión y Godoy Cruz una cancha de fútbol 11, donde los ceramistas tenían un equipo de fútbol. También hubo un patio cervecero y un amplio predio donde el rojo y el azul quedó inmortalizado en el escudo institucional.
“Para el primer mes de gestión decidimos hacer un almuerzo para juntar fondos. Vinieron 350 personas. Eran todos del barrio. Fue algo hermoso. Y con la recaudación comenzamos a comprar materiales para mejorar el club”, acotó Magrini.
Tuvieron que arrancar de cero. Hoy en día cuentan con 83 socios, quienes despuntan las tres actividades que por el momento tienen: gimnasia, zumba y taekwondo, que se realiza sobre un espacio techado que promete ampliarse de manera considerable debido a que sacaron las canchas de bochas. A eso hay que sumarle que el bufet está muy activo.
Los dirigentes contaron, con el plano en sus manos, que desean terminar las obras que tienen proyectadas (ya están trabajando) para tener todo en condiciones y sumar más personas. La intención es hacer una cancha exterior que servirá para vóley y fútbol 5 y terminar el salón cerrado donde podrían incorporar muchas más disciplinas.
Pasado y presente en el club
Hugo Magrini siempre estuvo ligado al club. Desde su época de bochófilo hasta erigirse en presidente de 2004 al 2006, “cuando todavía existían las canchas de bochas”, remarca. Desde mediados de 2022 es secretario, además de ser el padre de la presidenta, Mariana.
“Cuando asumí como presidente, el club tenía muchas deudas. Con enorme sacrificio pudimos recuperarnos, pero luego todo cambió. Nos fuimos y esto se vino abajo”, apuntó Hugo con desazón.
El actual directivo dijo que “el club fue devastado. En los últimos años nos robaron muchas cosas. Si bien son todas materiales, lo cierto es que no logramos comprender para qué se llevaron todos los libros de actas y documentación institucional. Actualmente seguimos trabajando junto a la Dirección de Clubes, que depende de la Secretaría de Deporte y Turismo, para tener todo en orden como corresponde”.
“Poco a poco nos estamos rearmando. Las mesas que ahora tenemos en el bar son mías. Conseguimos otras cosas con el esfuerzo de muchos integrantes de la comisión normalizadora y vecinos”, relató.
Hugo se pone serio en medio de la charla y suelta como súplica: “Todo lo que hicimos fue a pulmón, pero necesitamos una mano. No podemos dejar a los chicos en la calle cuando nosotros contamos con la posibilidad de brindarle la comodidad que no le dan otras instituciones. Sea porque los chicos no pueden pagar la cuota societaria o, lamentablemente, porque son marginados por el sistema por su condición de humilde”, expresó.
Después expuso una idea dirigencial que tienen en mente plasmar. “Apuntamos a tener una comisión de eventos, para que reúna fondos y banque a los chicos que no puedan pagar la cuota. Nosotros debemos darle algo a los pibes y vecinos”, dijo.
“Mi sueño es ver realizado el gimnasio cubierto y a los pibes del barrio acá adentro. Ellos los necesitan. Nosotros tenemos que hacer las obras y brindarle el espacio que merecen para que no anden en la calle. Ojalá Dios me dé la vida para presenciar ese momento”, cerró el secretario de 75 años, quien junto a los Cristóbal –Martín y Oscar–, entre otros, trabaja a diario para recuperar el brillo que Centenario supo tener.