El popular club de barrio Rucci conjuga desde su fundación en 1979 deporte, recreación y cultura, además de acentuar su mirada en la niñez
El Club Atlético Social Deportivo y Cultural 1° de Mayo está emplazado en el barrio Rucci. Fue fundado el 1° de mayo de 1979 y desde entonces se destaca por su impronta recreativa y por ser un cálido espacio para las infancias, los jóvenes y la familia. Otro punto que conjuga es que acentúa su mirada en la niñez desde las entrañas de la calle Luis Gianneo 2245.
El lugar comenzó a funcionar en los años ’70 en el mismo momento en que se empezó a construir la gran barriada. Vecinas y vecinos comenzaron a reunirse y a socializar en este espacio de manera natural hasta que decidieron darle un marco formal y formar un club que los nuclee y los represente en los diversos deportes.
El terreno donde se fundó la institución pertenecía a la Confederación General del Trabajo (CGT). Lo primero que hicieron los pobladores fue cercar el predio, que aún está ubicado en las calles Kennedy y Gianneo, y colocar unos arcos para jugar al fútbol a diario. También diseñaron una cancha de bochas y construyeron un quincho. Con el paso del tiempo todo fue creciendo con el empuje de muchas personas que ya no están, pero dejaron su huella.
“El padre Ignacio siempre venía. Andaba en bicicleta y recorría las instalaciones y casas del barrio. Es uno de los impulsores de que los chicos estuviesen dentro del club. Se sigue con esa ardua tarea de continuar fomentando el hábito del deporte”, destacó la presidenta Erika Romero.
Histórica primera dama
“Soy del barrio. Me crié acá. Si bien me fui a zona sur en una época, lo cierto es que volví y comencé a colaborar hace unos años con el club. Desde el año pasado asumí como presidenta, siendo la primera mujer en hacerlo. Es un honor porque este espacio representa mucho a nivel personal. Me unen muchos recuerdos de mi infancia”, graficó de entrada Romero.
Además, destacó: “Cuando volví al barrio regresé al club como un uso social, traía a los chicos. Disfrutamos del camping y la pileta en verano. Como casi todos vivimos en edificios, este es nuestro patio”. “En un momento me sumé a practicar vóley. Eso hizo que cada vez esté más tiempo acá adentro. Luego, por cosas de la vida y con el compromiso que tengo de ser docente, me fui involucrando con la comisión directiva”, expresó.
La máxima dirigente contó: “Tengo el compromiso de involucrarme por naturaleza con las cosas. En 2019 fue mi primera participación de lleno en una gestión bajo la presidencia de Pablo D’Ángelo. Arranqué con él y nos tocó una etapa muy dura como fue afrontar la pandemia”.
“A eso le sumo que nos encontramos con un club desolado. Así que comenzamos a trabajar entre todos los miembros de gestión para tratar de que el club volviera a abrir sus puertas para poder recibir a todos los vecinos nuevamente”, describió.
Romero recordó que “en la pandemia cedimos el espacio a un grupo de vecinos para hacer ollas populares. En ese momento me sorprendió la cantidad de gente que venía. Fue una etapa dura porque veía que muchas personas esperaban ese día para llevar un plato de comida a su casa”.
“Con Pablo (D’Angelo) no habíamos logrado el objetivo que nos habíamos propuesto que era regularizar el club en cuanto a la documentación. La pandemia nos limitó y condicionó. Me quedó en la cabeza y quería cumplir con mi palabra de dejar en orden al club. Sentí que si me iba de la comisión fallaría a mi propia palabra, así que decidí ir como candidata. Y el 7 de mayo del año pasado asumí como presidenta con un gran equipo de trabajo donde D´Ángelo sigue acompañándonos”, narró.
Erika contó que “me empecé a mover para obtener la regularización y lo conseguí. Fueron muchos meses de trabajo, pero logramos la subsistencia y el club ahora está en regla”.
“Con los papeles en orden como debe ser, ahora podemos inscribirnos en distintos ámbitos para poder obtener subsidios porque nunca recibimos nada. Todo lo que se hizo fue con el aporte del socio. Debo admitir además que había deuda de gas y una persona del ámbito político nos ayudó a saldarla”, confesó.
La funcionaria sostuvo: “Tenemos un convenio con la Municipalidad para la colonia de verano. Este año pudimos explotarla un poco más y ofrecimos natación, la gente se copó pero se cortó en invierno porque no tenemos carpa», y volvió a remarcar: «El club es mi casa, soy de acá, es todo para mí”.
Un espacio completo
La sede del 1° de Mayo cuenta con un amplio camping, parrilleros, mesas, bancos, un gimnasio cubierto, un salón comedor donde funciona el buffet y un comedor abierto al público de 200 metros cuadrados.
También hay una sala de juegos, un natatorio y una cancha de baby. “Una de las miradas que tenemos gira en torno a las infancias tratando de que ese sea su segundo hogar y sacarlo de lo que presenta el peligro de la calle”, respondió Romero.
“Esto fue creciendo en el tiempo y generó una gran variedad en materia de deportes. Actualmente contamos con fútbol en todas sus líneas y divisiones, patín artístico, patín competición, yoga, pilates, gimnasia funcional, básquet, vóley masculino y femenino, futsal masculino y femenino infantil, taekwondo y natación en verano”, ponderó.
“Estamos viendo de brindarle un lugar a la tercera edad, a los adultos mayores. Estamos organizando propuestas para que estén acá todo el año y no sólo en verano. Anhelamos que cuenten con un espacio porque lamentablemente hoy en día no tenemos qué brindarles. Deseamos que tengan un lugar. No queremos que estén fuera del sistema», dijo Erika Romero, mientras miraba a la secretaria Ivana Cardozo y al tesorero Guillermo Gutiérrez.
Fútbol, Rosarina y proyectos
“Luego de diez años volvimos a participar en la Asociación Rosarina de Fútbol. Para nosotros eso fue un bálsamo de felicidad porque el fútbol es parte de nuestras raíces. Logramos el ascenso a la B en 2021, pero la temporada anterior (2020) no pudimos hacerlo porque no contábamos con todas las categorías. Actualmente estamos apostando nuevamente al ascenso, que es uno de los objetivos y además regresó un técnico de la casa como Diego González”, clamó Romero.
La presidenta dijo que “la situación es compleja porque no contamos con una cancha propia. Estamos alquilando en Sparta y Olimpia para las jornadas oficiales. Hacemos un gran esfuerzo porque nos cuesta mucho afrontar todos los gastos”.
“El club hacía de local años atrás en un punto específico, pero se perdió porque se comenzó a usurpar el lugar. Esa es una de las partes más tristes de la linda historia que tiene el 1° de Mayo”, recordó.
Erika expresó: “Soñamos con tener un nuevo lugar para poder armar todas las canchas. Los chicos la necesitan. Eso además nos permitiría que muchos más se sumen a practicar fútbol”.
Cabe destacar que 1° de Mayo fue campeón del Torneo Ivancich en dos oportunidades: 1995/96 y 1999. Por último, de su cantera surgieron algunos apellidos que se destacaron en el fútbol profesional como Leandro “Coty” Fernández, Javier “Cachorro” Cámpora, Eduardo “Tati” Bustos Montoya y Gabriel Cela Ruggeri (ex Central Córdoba y Chacarita).
Por otra parte, una de las metas a corto plazo que tiene la directiva, según manifestó, es “poder tener una nueva estructura para poner la lona en la pileta así funciona durante el invierno. Hay mucha demanda pero no podemos ponerla en funcionamiento por el momento”.
“Ahora estamos viendo cómo conseguir una nueva estructura y una carpa porque una tormenta nos voló todo y dañó los caños. Hay que hacer todo de nuevo. La gente nos pide la pileta en invierno, pero no podemos ponerla en funcionamiento. Es un proyecto que esperamos concretar porque debe tener su lugar en el club”, afirmó.
Romero deslizó que “otro objetivo es hacer una especie de mini playón para descomprimir el parabólico y que los chicos de futsal tengan su espacio porque entrenan en lugares alquilados con piso sintético, nada que ver con el piso que usan en los partidos. Tenemos el lugar, pero faltan los recursos. Tenemos la esperanza de que alguien nos ayude”.
Finalmente, mencionó que otro de los retos es hacer una planta superior en la zona del gimnasio para poder distribuir las disciplinas. Eso les permitiría brindar más deportes a los vecinos. “También esperamos y soñamos tener un lugar para poder ser local en la Rosarina de Fútbol”, concluyó con esperanza.