Las «tifose», las aficionadas italianas, continuaron este fin de semana multiplicando las muestras de descontento por las condiciones de acceso reservadas a las mujeres en el estadio de Yeda, Arabia Saudita, donde se jugará la Supercopa de Italia.
Las mujeres tendrán zonas específicas en las que podrán seguir el partido, más alejadas del césped y en un área denominada «de familias», donde deben estar acompañadas por un hombre.
«La dignidad de las mujeres es más importante que el dinero. Este partido debería haberse jugado en otra parte», afirmó a la AFP Antonella DellAcqua, que no se pierde un partido de su equipo favorito, el Milan.
Esta «tifosa» no comprende por qué la Supercopa de Italia se juega en el extranjero y no «en casa», dentro de su país. La Liga Italiana de Fútbol, que confirmó la disputa del partido en Yeda, lleva unos años organizando la Supercopa nacional fuera de Italia para promocionar el Calcio en el extranjero.
El ministro italiano de Relaciones Exteriores, Enzo Moavero Milanesi, intentó este sábado desde Washington calmar los ánimos, recordando que las mujeres tienen autorizado ir al partido.
Hay reglas «sobre su presencia limitada a ciertos sectores del estadio, por razones que ellos (los saudíes) definen como de orden público», señaló.
Miriam Crosta, otra aficionada del Milan, declaró este sábado a la AFP que no entendía la razón de esta discriminación. «Nos alegramos de que las sauditas puedan ir ahora al estadio, pero no comprendemos por qué el hecho de darles más libertad debe discriminarnos por el simple hecho de querer ir al estadio a seguir a nuestro equipo», afirmó.
Barbara Berlusconi, hija del exprimer ministro y exdueño del Milan Silvio Berlusconi, cree que el partido «nunca debió organizarse en un país que no respeta la condición femenina», aunque puntualizó que «es un poco hipócrita confiar al fútbol la misión de salvar el mundo».