"Se tiene que jugar este último Mundial con la camiseta número 10, que tanto la cuida y la defiende Lio Messi, y hay que retirarla después", expresó el "Negro"
El exfutbolista Héctor Enrique, campeón del mundo y ex compañero de Diego Maradona en la Selección, propuso este sábado que se retire la camiseta número 10 «después de Qatar 2022» en homenaje a la partida de su «amigo» fallecido el pasado miércoles.
«Se tiene que jugar este último Mundial con la camiseta número 10, que tanto la cuida y la defiende Lio Messi, y hay que retirarla después. Ojalá se dé la tercera Copa del Mundo de la mano de Messi y después de eso mandársela al Diego, que es el que más se la merece», apuntó Enrique, asistente de Maradona en el seleccionado y campeón del mundo con él en México 1986, en una nota con Télam Radio.
Enrique, que tiene en su casa toda una habitación dedicada a Diego, con cuadros, camisetas y distintos momentos de su carrera, siempre destacó que ellos vienen «de abajo» y que «nunca» se olvidaron de eso.
Y de hecho, el exvolante de River creyó que la muerte se debió a que del «otro lado» estuvieron Doña Tota y Don Diego, a quienes el crack extrañaba desde sus partidas.
«Lamentamos muchísimo la pérdida de Diego, todos dicen que Maradona esta vez no pudo gambetear a la muerte pero yo no tengo dudas de que Maradona gambeteó a la muerte, que le hizo un caño para un lado y para el otro, lo que pasa es que del otro lado de la gambeta estaban los viejos y prefirió quedarse ahí», apuntó.
«Nos dejó la pelota a nosotros, la pelota no se murió, eso es algo que no permitiría Diego Maradona, pero la pelota sí va a estar triste por siempre, no va a ser la misma», afirmó.
En otro momento de la charla con Télam Radio, más cargado de anécdotas alegres y sin tantas lágrimas de por medio, Enrique rememoró cuando se conocieron en una gira europea y el capitán del seleccionado «ya era un monstruo», por lo que no sabía cómo presentarse en el primer saludo.
«Pensaba, cómo lo saludo, le doy un beso, un abrazo, la mano. Y llegó Diego y me dio un abrazo como si nos conociéramos de toda la vida. Un maestro total», destacó.
«Cuando nosotros estábamos en el predio del América (en México 86), donde concentramos durante bastante tiempo, Diego estaba con nosotros, era uno más, nunca se creyó absolutamente nada, era el primero para ir a entrenar, era el último para salir de la cancha, no lo sacaba nadie, sobretodo cuando agarraba la pelota», explicó el ahora entrenador.