La Tierra superó por primera vez la barrera de las 100.000 especies de animales y plantas declaradas bajo amenaza de extinción, de acuerdo con la última evaluación publicada este jueves por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (IUCN, por sus siglas en inglés).
El listado se basa en un sistema objetivo para valorar los riesgos de extinción de una especie, establece las medidas de conservación que se deben tomar y cataloga las especies en alguna de las siguientes categorías, de mayor a menor grado de riesgo: ‘extinta’, ‘extinta en estado silvestre’, ‘en peligro crítico’, ‘en peligro’, ‘vulnerable’, ‘casi amenazada’ y ‘preocupación menor’.
La Lista Roja, dada a conocer este jueves, incluye 105.732 especies amenazadas, de las cuales 28.338 están en peligro de extinción.
El informe reveló que las comúnmente conocidas como «rayas rinoceronte» son los peces marinos más amenazados del mundo con 15 de sus 16 especies en peligro crítico de extinción. Esta amenaza se debe principalmente a la sobrepesca que sufren estos rajiformes, por su carne y sus aletas, indicó un comunicado de prensa de este organismo.
«Nos enfrentamos al reto de conseguir una protección amplia para especies que habían pasado en gran medida desapercibidas tanto para los gobiernos como para los conservacionistas», señaló el copresidente del grupo de especialistas en tiburones del organismo, Nicholas Dulvy, según la agencia EFE.
Las «rayas rinoceronte» se capturan en gran parte en las aguas costeras cálidas del mundo, especialmente en el mar Rojo, en el archipiélago indo-malayo, por todo el litoral de la India y frente a las costas de la mayor parte del continente africano.
Como pasa con muchas otras rayas y tiburones, estas especies presentan unos niveles reproductivos relativamente bajos que hacen que sean particularmente vulnerables a la sobrepesca.
Según la presidenta de la organización favorable a la conservación de los tiburones Shark Advocates International, Sonja Fordham, el Mediterráneo es la única zona del mundo que cuenta con una prohibición de capturarlas, aunque «todavía no se ejecuta lo suficientemente bien».
Lo mismo sucede, agregó, con la mayoría de las pesquerías que capturan rayas rinoceronte ya que “presentan un nivel de control deficiente». «Prácticamente carecen de regulación y experimentan una intensidad pesquera creciente”, aseguró.
“Desarrollar los controles comerciales y de capturas necesarios para invertir el declive en las poblaciones de rayas rinoceronte beneficiará a otras especies marinas, a los ecosistemas asociados y, a largo plazo, también a los pescadores», concluyó Fordham.