En la Ciudad de Buenos Aires y el Conurbano bonaerense se registran unas 1.500 internaciones en hospitales públicos cada semana por cuadros de intoxicaciones severas por consumo de estupefacientes, y más de la son adolescentes.
Así lo reveló Claudio Izaguirre, titular de la Asociación Antidrogas de la República Argentina (AARA), quien expresó: «Tenemos como sociedad un desafío frente a la enorme cantidad de pibas y pibes que están en riesgo todos los días por el accionar inescrupuloso de adultos, que ya son adictos crónicos o bien hacen su negocio vendiendo estupefacientes».
El último de estos casos fue el de Valentina Urbano, la adolescente de 16 años fallecida por sobredosis luego de que tres adultos le suministraron drogas, en un hecho registrado en la localidad bonaerense de Campana, según publicó Diario Popular.
«La muerte de Valentina se pudo haber evitado, sin dudas. No tenemos políticas públicas para enfrentar este flagelo que literalmente se lleva vidas, y de personas muy jóvenes, con toda sus proyectos por delante. Cada semana, un promedio de 1.500 personas llegan a las guardias de los hospitales públicos de la Ciudad de Buenos Aires y el Conurbano», señaló al Diario Popular el especialista.
«Más de la mitad son adolescentes. Y el 30% del total son chicas, con el agravante de que la vulnerabilidad que presentan por el estado de toxicidad permite a los adultos que las drogan abusar sexualmente de ellas en muchísimos casos», agregó.
La muerte de la adolescente de 16 años ocurrió cuando fue ingresada el martes 3 de julio al hospital de la localidad bonaerense de Campana luego de haber consumido cocaína y alcohol.
Dos días después, el principal sospechoso de suministrarle drogas se entregó y quedó detenido. Luego, fueron detenidos otros dos sujetos.
En principio, la justicia acusa a los detenidos de «suministro gratuito de estupefacientes agravado» por tratarse de una menor de edad.
«Lo que ocurre con los adultos que consumen drogas de manera crónica, con graves problema mentales, sociales y hasta espirituales, porque no les importa su propia vida, no puede escapar del análisis del problema que tenemos que enfrentar y resolver, primero visibilizando y de inmediato generando políticas de abordaje. Hoy no las tenemos. Hay miles y miles de adultos que consumen, y transfieren ese daño, como un virus, sobre todo a personas muy jóvenes. Esta gente no tiene capacidad de medir consecuencia alguna», dijo Izaguirre.
Para el especialista, «en el imaginario, el adolescente quiere ser un adulto, y así lo cree en ese instante en que consume drogas como un igual, un par de la persona mayor, pero es una construcción ficticia, que de manera indefectible le traerá problemas graves a su vida».
«Ese 30% de jovencitas que padecen este problema de las sobredosis no es mayor porque en general las chicas salen en grupos. Tratan de cuidarse entre ellas. Es la única red que tienen ante la brutalidad que las rodea», concluyó el experto.