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Haití prepara los funerales del presidente asesinado en medio de temores de violencia


Se celebrarán mañana en la comuna de Quartier Morin, a unos nueve kilómetros del centro de Cabo Haitiano, en la residencia familiar del ex mandatario

La segunda ciudad de Haití, Cabo Haitiano, prepara los funerales nacionales del presidente asesinado Jovenel Moise, ante el temor de tensiones y protestas violentas, mientras se exacerba el sentimiento regionalista.

Los funerales nacionales se celebrarán mañana en la comuna de Quartier Morin, a unos nueve kilómetros del centro de Cabo Haitiano, en la residencia familiar del ex mandatario. La catedral de la emblemática ciudad acoge una misa en memoria de Moise, mientras se espera una marcha pacífica y una vigilia nocturna hoy.

«Es el quinto presidente del departamento Norte que fue asesinado. Eso dice mucho del Norte. Esto no es una coincidencia», dijo en un encendido discurso el alcalde la ciudad, Yvrose Pierre, recogido por el diario Le Nouvelliste. Las declaraciones avivaron a los regionalistas, como se conoce a quienes viven en el norte de la isla, que ayer bloquearon la entrada de Cabo Haitiano e improvisaron una protesta que terminó con al menos un fallecido.

En la localidad de Lattanerie, también ubicada en el norte del país, paralizaron con contenedores el tráfico de la Ruta Nacional 6, mientras un cartel avisaba que desde el miércoles estaba prohibido el paso, con excepción de vehículos policiales, ambulancias y camiones de bomberos.

«El asesinato del presidente Jovenel Moise no puede quedar impune. No debería ser enterrado hasta que reciba justicia», encabezaba el cartel en forma de advertencia. Yvrose Pierre también sugirió que el magnicidio es resultado de una lucha de clases, en especial entre los de la capital Puerto Príncipe contra los del interior.

«Son pequeños negros como yo los que están siendo asesinados, a pesar de que no creo en cuestiones de color. Estos son los pobres, los provincianos. Hay una lucha de clases», aseguró el presidente del Ayuntamiento durante una trasmisión en la radio local.

Ya los ministros del Gobierno saliente habían apuntado a la «oligarquía» como los culpables del magnicidio, por la insistencia de Moise en enfrentarse a quienes ostentan el poder económico. «Su muerte respondió al coraje y su determinación de luchar contra los oligarcas, y cambiar las cosas para las poblaciones campesinas», dijo durante un homenaje en el Museo del Panteón Haitiano, Claude Joseph, quien conserva su puesto de canciller en el nuevo gabinete.

Moise fue asesinado el 7 de julio por un comando que copó su residencia en el barrio Pelerin de la capital haitiana. Del hecho participaron en principio 26 colombianos.

La policía haitiana arrestó a unos 20 militares retirados colombianos que actuaron como mercenarios y atribuye el crimen a un complot organizado por un grupo de haitianos, incluido un exsenador actualmente buscado y un pastor médico radicado en Florida.

El comando habría sido reclutado a través de una empresa de seguridad radicada en Miami, propiedad de un venezolano. Tras el magnicidio, la situación en Haití parece estar lejos de normalizarse.

El dos veces ministro de Haití Ariel Henry juró el martes como nuevo primer ministro del país, con un llamado a la unidad, para la que prometió un diálogo «con todos los sectores» y el mandato urgente de encaminar un proceso electoral que termine con la designación de un nuevo presidente, que suceda al asesinado Moise.

La jura de Henry, quien fue nombrado para el cargo por Moise días antes de su muerte, fue vista como un paso clave hacia la celebración de elecciones, algo que exigían tanto los haitianos como la comunidad internacional. Sin embargo, ayer la oposición y agrupaciones de la sociedad civil dieron la espalda a Henry, postura que profundizaría la crisis del país más pobre de Latinoamérica.

El vocero del opositor Sector Democrático y Popular, Andre Michel, dijo que «cualquier Gobierno instalado sin un consenso suficientemente amplio es ilegítimo y solo agravará la situación». Por su parte, la opositora Edmonde Supplice Beauzile dijo que el nuevo Gobierno «no inspira confianza para promover un clima de calma para la organización de elecciones generales».