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¿Hacia dónde va Felipe Solá?


Por Sebastián Hadida

El jefe del bloque de diputados de Red por Argentina, Felipe Solá, quien acaba de romper filas con el massismo para crear su propia plataforma, tiene como norte erigirse como el candidato presidencial de consenso de un ancho frente «nacional y popular».

El escenario ideal que imagina Solá es el de una oposición unida, solamente delimitada de Cambiemos, en la que la líder de Unidad Ciudadana, Cristina Kirchner, no se presente pero le preste su cuantioso caudal de votos.

Solá es consciente de que la ex presidenta es y seguirá siendo al menos hasta 2019 la dirigente más convocante de la oposición y reconoce que sin el kirchnerismo no se puede llegar ni a la orilla de un eventual triunfo, por lo que una alianza con Unidad Ciudadana, que aglutina cerca del 30% de los votos del país, es imprescindible para una propuesta opositora que no se conforme con lo testimonial.

Sin embargo, se aferra a un diagnóstico según el cual Cristina Kirchner perdería en segunda vuelta con Mauricio Macri porque su imagen le impone un techo de crecimiento que conspira contra sus posibilidades de éxito.

En cambio, Solá cree que su propia figura, en vías de reconciliación con el electorado kirchnerista, puede sintetizar la amalgama entre las distintas variantes del PJ (hoy dispersas en el heterogéneo mapa peronista) y Unidad Ciudadana.

Si no fuera posible recibir la bendición de los distintos sectores del peronismo para ser candidato único de la oposición, el diputado de Red por Argentina vería con buenos ojos competir contra un delfín de Cristina Kirchner en una interna.

En cambio, le escapa a la idea de que su contrincante en esa PASO sea la propia ex presidenta, ya que bajo esa hipótesis electoral se plantearía una primaria demasiado desbalanceada que, a su criterio, carecería de todo sentido.

Camaleónico, aunque con su estilo picaresco de toda la vida, en los dos últimos años Solá fue adoptando posiciones más duras contra el Gobierno que las que podía exhibir la media del Frente Renovador, tensando la relación con Sergio Massa.

Esa postura lo llevó a compartir escenarios y reuniones con dirigentes identificados con el kirchnerismo: el primer hito en ese periplo de aproximación al mundo K lo dio a principios de año al mostrarse en varios actos con dirigentes de renombre de varias ramas del peronismo, que se dio en llamar «Grupo UMET».

A los pocos meses, el Grupo UMET -la primera célula que se implantó para testear si se podía desarrollar in vitro la declamada «unidad del peronismo»- pasó al olvido, pero quedó la semilla y a partir de entonces fueron surgiendo distintos tubos de ensayo para reagrupar al peronismo, con suerte dispar.

En el caso de Solá, el paso más claro hacia ese objetivo fue haber puesto pie en el PJ nacional, asistiendo a las reuniones que organizaban José Luis Gioja y Gildo Insfrán y despotricando contra la intervención de Luis Barrionuevo.

Los movimientos de Solá no eran consentidos por Massa, y la jefa del bloque de diputados del Frente Renovador, Graciela Camaño, se encargaba de marcar en público las desaveniencias.

Para ese momento, el ex gobernador bonaerense había perdido diálogo político con quien fuera su jefe político desde 2013, y había proclamado su propia precandidatura presidencial de forma inconsulta con el espacio del tigrense, en otra muestra de autonomía y diferenciación.

La solidaridad con la ex presidenta Cristina Kirchner por las causas judiciales que se apilan en su contra y la reunión que ambos sostuvieron en el Instituto Patria fueron la culminación de un proceso que detonaría semanas más tarde, con el anuncio del nuevo interbloque junto al Movimiento Evita y Victoria Donda.

El Movimiento Evita venía tallando muy laboriasamente desde hace meses para que Solá se decidiera a dar el paso, en una estrategia para ampliar la base de sustentación de la oposición dura al macrismo, pero el bonaerense esperó el momento oportuno para activar el despegue formal.

Solá no se fue sólo sino que se llevó a su aventura a Facundo Moyano, Daniel Arroyo, Jorge Taboada y Fernando Asencio: la pregunta que sobreviene es si por la puerta que dejó entreabierta Solá en su retirada podrían salir más diputados del Frente Renovador, o si, por el contrario, Massa podrá retenerlos.

Según supo NA de fuentes parlamentarias del massismo, existe un ala que es intransigente a cualquier tipo de acercamiento al kirchnerismo, pero existe otro grupo que tiene expectativas en confluir, aunque aclara que eso debe darse sobre el final de un proceso que todavía tiene varios capítulos por delante hasta la formalización de las alianzas electorales.