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«Hace dos semanas que no podemos abrir la copa de leche porque no tenemos para darle a los chicos»


Inés Giupponi describió a CLG cómo es la realidad que viven en "Las Hormiguitas", donde dan la merienda a unos 200 niños, pero cuando los insumos son suficientes.

 

Por Ariana Operti

Cada vez más personas concurren a merenderos, copas de leche y comedores a buscar alimentos. Los mismos encargados de cada uno de estos lugares relatan esta situación, que se vuelve cada día más delicada. Pero en muchos casos, no se da abasto ante las necesidades de grandes y chicos, y las donaciones que se reciben no son suficientes.

Inés Giupponi, una de las referentes de Las Hormiguitas, dialogó con CLG para explicar cuál es la realidad que viven a diario y solicitó la ayuda de quienes puedan colaborar con ellas, ya que dejaron de dar la leche a los niños porque no tenían nada para cocinarles.

La Copa de Leche Las Hormiguitas nació en 2015, funciona en calle Chaparro 1650 (pasillo). Luego de cuatro años, cuando las mujeres que se encargaban de hacer la merienda para los chicos que asistían sintieron que no podían abastecerse y se les volvía cuesta arriba mantener el lugar, cerró. Sin embargo, al poco tiempo reabrieron ya que su solidaridad es más grande que cualquier impedimento.

«Los chicos empezaron a golpear las puertas preguntando si íbamos a hacer la leche«. Ese pedido de los más pequeños impulsó a que nuevamente Inés, junto a Vanina y otras mamás del barrio Santa Lucía Viejo emprendieran nuevamente el camino, arduo pero reconfortante, de ayudar a los que más lo necesitan.

Inés calculó junto a su sobrina cuánto necesitaban para darles la merienda a los chicos que se acercaban y retomaron dos veces por semana esa tarea.

«Volvimos a abrir por el exceso de chicos que no tiene para tomar una taza de leche en la casa. En menos de cuatro meses, pasamos de tener 50 a 200 que vienen a buscar algo para comer«, comentó Giupponi.

Pero con la intención no basta, para llenar las panzas de los chicos se necesitan alimentos, que es lo que desde hace semanas piden desde «Las Hormiguitas» a dirigentes políticos y a la comunidad en general.

«Hace dos semanas que no podemos abrir porque no tenemos ni leche ni harina para hacerle algo a los chicos. No recibimos donaciones«, esgrimió con preocupación.

Giupponi relató que ellas, cerca de las 14 comienzan a hacer el mate cocido y el pan casero o tortas fritas, pero que ya a las 13 los chicos hacen cola para buscarlo. El pasado martes, les faltaban todos los insumos para cocinar y tuvieron que decirles a los niños que ya estaban ahí que no iban a poder darles nada.

«Este año fue como un golpe para nosotros porque no sabemos cómo responder a las criaturas. Cuando llegaron esos chicos y verles las caritas cuando les dijimos que no teníamos nada… fue duro. Es una pena. Nos preguntaban porqué y tuvimos que explicarles y les dijimos que el viernes si podíamos, algo les dábamos; y con eso se fueron más contentos», contó.

Las Hormiguitas se sostiene en base a donaciones de los vecinos y al aporte que hacen las familias que llevan adelante el merendero. «Cada una de las mujeres que trabaja pone algo de su parte para colaborar, pero tampoco alcanza. Otra pone su casa», describió Inés para que se entienda más la situación.

Ellos no reciben donaciones desde el Estado municipal ni provincia ya que no tienen personería jurídica, uno de los requisitos. «Para eso tengo que ir por escribano, que cobra caro y no tengo plata», fustigó Inés quien siente que al barrio lo tiene «olvidado».

«Acá nadie se acerca, no se recibe ayuda de nadie. Le hablamos a todos los partidos, algunos políticos dan 4 o 5 litros de leche al mes, pero eso no alcanza. Tengo un papel que llevé a Desarrollo Social en 2015 y me firmaron diciendo que me iban a bajar donaciones, pero hasta el día de hoy está el legajo armado y no recibimos respuestas», agregó.

Según el relato de Giupponi, muchos de los chicos que van a merendar allí son hijos de albañiles «que tienen poco y nada de trabajo» y otros fueron despedidos de las fábricas donde estaban.

«Ahora se viene el día del niño y nos preguntan si vamos a hacer algo… y es una pena. Si no tenemos lo necesario no vamos a poder festejar. Yo me conformo con unas cajas de alfajores, la leche y las tortas fritas, pero sino voy a tener que resignarme hasta que aparezca algo», manifestó.

«Es una situación fea«, describió Inés quien dio su número de teléfono para que quienes estén interesados en colaborar, puedan contactarla: 3413864466. También se pueden acercar donaciones a calle Chaparro 1650 (pasillo), entre Pellegrini y Montevideo.