El barco de la ONG española Open Arms lleva más de una semana en aguas internacionales del mar Mediterráneo esperando que algún país europeo le permita desembarcar a los 160 migrantes que lleva a bordo, un caso que grafica las tensiones dentro del bloque regional sobre la creciente crisis migratoria global.
La deriva de la embarcación rescatista se convirtió en los últimos días en un símbolo de los esfuerzos de las organizaciones de la sociedad civil para intervenir sobre la falta de consensos en la Unión Europea respecto del tema migratorio.
En un video difundido este domingo, la jefa de misión de Open Arms, Anabel Montes, dijo desde la embarcación que «cada día que pasa aumenta el sufrimiento» de los 160 migrantes socorridos y lamentó «mantenerlos en eterna incertidumbre», lo que crea dificultad extra «a las historias tan crueles y duras que han tenido que soportar».
La embarcación de la organización no gubernamental socorrió el pasado 1 de agosto a 55 personas, entre ellos dos bebés mellizos y una mujer embarazada cuando la balsa neumática en la que navegaban estaba «a punto de naufragar», explicó entonces el fundador de la ONG, Óscar Camps.
Al día siguiente fueron rescatadas otras 69 personas, entre ellas dos mujeres embarazadas, y posteriormente tuvieron que ser desembarcadas tres mujeres por cuestiones de salud.
Posteriormente, por pedido de Malta, Open Arms asistió a otras 39 personas. La Valeta aceptó recibir a esos últimos náufragos pero rechazó el desembarco de los otros 121, por considerar que no habían sido auxiliados en aguas de responsabilidad maltesa.
En rigor, el desembarco de la mayoría de los migrantes debía hacerse en algún puerto italiano, pero esa posibilidad fue descartada ya que el gobierno de ese país resolvió limitar la acogida de nuevos inmigrantes por considerar que, más allá de las aguas territoriales en las que fueron rescatados, es un tema que debe afrontar el conjunto de la comunidad europea.
El vice primer ministro italiano y líder de la ultraderechista Liga Norte, Matteo Salvini anticipó que la embarcación será multada si entra en aguas territoriales, de acuerdo con la política de puertos cerrados impulsada por su gobierno.
Salvini asegura que la responsabilidad de los náufragos embarcados en el Open Arms es del gobierno español de Pedro Sánchez y con ironía declaró que en el tiempo que Open Arms lleva esperando en el Mediterráneo, el barco podría haber llevado a los inmigrantes a Ibiza y a Formentera para que se divirtieran.
Sin embargo, la ciudad de Valencia se ofreció a acoger la embarcación y la comunidad de Extremadura a colaborar en la recepción de los inmigrantes, pero la vocera del gobierno, Isabel Celaá, afirmó que el barco debería conducir a los salvados al puerto seguro más cercano, que en este momento está en Italia.
En el mensaje difundido por la ONG, Montes expresó su solidaridad con los migrantes que se encuentran a bordo de otro barco humanitario, el Ocean Viking, de las ONG Médicos Sin Fronteras (MSF) y SOS Mediterráneo, y que también esperan la autorización de entrada en un puerto.
«Pedimos a los Estados que sean capaces de organizar un mecanismos para desembarcar y distribuir a todas las personas sin poner en peligro su integridad física como está pasando aquí ahora», reclamó Montes.